Relaciones exteriores y conflicto interno

Publicado: 2007-11-15   Clicks: 2562

 

Por coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

Escritor estratega

Publicado  el 15 de Noviembre 2007 10:57 PM en el Diario El Tiempo de Bogotá Colombia

http://www.eltiempo.com/blogs/analisis_del_conflicto_colombiano/2007/11/Relaciones-exteriores-y-confli.php

        Las irrespetuosas y folclóricas declaraciones del ministro de Defensa ecuatoriano, quien aseguró que la frontera norte de su ingobernable país, limita con los dominios de los terroristas colombianos, es apenas uno de los tantos episodios, que en sumatoria concatenan una cadena de imprevisiones, indiferencias, ausencia de patriotismo y falta de compromiso del servicio diplomático colombiano, incapaz de defender el buen nombre del país y de difundir ante el mundo la realidad de un conflicto sangriento, despiadado que los comunistas declararon a la nación. Y de remate sirve para que los ineptos gobernantes de países vecinos, manipulen el asunto como una cortina de humo para ocultar su incapacidad funcional y vacíos de autoridad.

       La irreverente actitud del pintoresco funcionario oficial ecuatoriano, es consecuencia del complejo de inferioridad que padecen las etnias indígenas frente a los llamados blancos latinoamericanos, que en el caso particular representa el presidente Álvaro Uribe Vélez. Y a esto se suma, la desmesurada ansia de protagonismo izquierdista que caracteriza al boquisuelto presidente ecuatoriano Rafael Correa, cegado por la envida que le produce el carismático mandatario colombiano, reconocido como el mejor presidente iberoamericano.

       Desde antes de asumir el poder, Correa se asoció con los lenguaraces presidentes de Venezuela, Bolivia Nicaragua y el dictador cubano, para agredir a Colombia, con la doble intención de meterla en el arcaico comunismo pro-cubano y de sacar de la arena política a Uribe Vélez, que se les convirtió en la piedra del zapato para este proyecto totalitario.

      Para ello han recurrido a las bajezas y las intrigas políticas. Antes de posesionarse Correa incumplió una entrevista de cortesía con Uribe en Bogotá, vociferó sandeces en Caracas escudado por Chávez; intencionalmente el día de la posesión, ordenó colocar una bandera minúscula de Colombia al lado de los pabellones de los demás países y de remate el indígena que leía el protocolo “olvidó” mencionar al presidente Uribe entre los invitados.

      Recién posesionado, Correa anunció que demandaría a Colombia por los efectos  de las fumigaciones contra los cultivos de coca en la frontera, y de paso, que su gobierno, no declararía a las Farc como terroristas. De manera curiosa, cada vez que hay un incidente en la frontera, como de seguro seguirán sucediendo, Correa y sus colaboradores directos se sienten autorizados para ofender a Colombia, llamar al embajador a consultas, enrostrar al gobierno colombiano el drama de los desplazados y mencionar el Plan Ecuador en lugar del Plan Colombia.

      Llama la atención, que ni Correa ni sus débiles antecesores, se hayan preocupado por ordenar operaciones militares contundentes contra las cuadrillas de las Farc que tienen campamentos, zonas de entrenamiento, refugios, caletas y muchos guerrilleros en la selva ecuatoriana. Tampoco se evidencia que las autoridades judiciales ecuatorianas persigan a los terroristas y narcotraficantes colombianos que mueven ingentes cantidades de dólares en la banca de ese país. Pareciera que estos funcionarios fueran correligionarios de los terroristas.

     Mucho menos se evidencia que los servicios de inteligencia ecuatoriana, tengan siquiera la capacidad de rastrear las redes de apoyo logístico y político de las Farc que circulan por todo el territorio ecuatoriano, como si estuvieran en su propia casa. Hay indiferencia absoluta del gobierno ecuatoriano, frente al conflicto colombiano, pues en los casos particulares de Alfredo Palacios y Rafael Correa, lo que hay es connivencia con las Farc y comunidad de idearios izquierdistas.

      Pero si esto es grave, también lo es, la marcada indiferencia del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia  en el caso del Ecuador, que además es muy pronunciada en muchos países. En casi todos los casos, la presencia académica, política e informativa  en los análisis del conflicto, corresponde a delegados de las Farc, los sindicatos infiltrados u organizaciones no gubernamentales financiadas con dineros del narcotráfico, el secuestro y las extorsiones, que cumplen al pie de la letra, las misiones que impone el Secretariado de las Farc a su llamado Frente Internacional.

     Con algunas excepciones, en las embajadas y los consulados labora mucho mediocre que ni siquiera conoce ni quiere al país. Están allí por los dólares o los euros, por la cuota burocrática, o porque desde esa posición pueden hacer contactos importantes para sus negocios personales. Tratan de eludir el trabajo y por lo general son apáticos con los compatriotas que recurren en busca de ayuda. Eso si, son muy atentos para asistir a los eventos sociales. Les fascinan….

     Algunas pruebas de la indolencia de los funcionarios que nos representan en el exterior, mientras los colombianos pagamos impuestos para que les envíen los elevados salarios en dólares o euros, son los escándalos de una funcionaria diplomática en Inglaterra que recibió una exagerada suma sin estar nombrada; un tenaz lío de faldas en la embajada colombiana en España donde las dos damas enfrentadas eran cuñadas (por el mismo galán); un funcionario que usaba dos pasaportes y dos categorías de visa para usufructuar privilegios en Madrid.

      Otra que me dijo en Washington D.C, que ella estaba embarazada y además no sabía bien las funciones de cónsul; otro que me dijo en New York que el no podía difundir la  realidad de Colombia, porque se enteraban las Farc y le acababan la carrera política. Conocí en Boston que parecía mas un adolescente en búsqueda del grupo de amigos de la cuadra y no el señor cónsul. Y mucho más.

     Acaba de publicar la revista Semana, una repugnante revelación, según la cual el impreparado Ministro de Relaciones Exteriores, tenía un hijo trabajando ¿Ad Honorem? en la embajada en Washington. (De eso tan bueno no dan todos los días), y según la revista, por roces de este símil del famoso brujo de la Fiscalía, fue despedida de su cargo una profesional seria, preparada para manejar las comunicaciones oficiales. Una vez mas la politiquería se impone a favor de los intereses personales, en detrimento de la efectividad al servicio del país.

      No será que el señor Araujo, nombrado en forma inadecuada para ocupar un cargo que demanda un perfil muy especial, debiera haber tenido la entereza de carácter desde el principio y ni siquiera aceptar un ministerio para el cual no estaba preparado ni sicológica ni técnicamente, y sí, no caer después en un enredo como el que se teje en torno a la dudosa permanencia ad honorem de su hijo, en un país como los Estados Unidos, donde el tren de vida exige tener ingresos altos para vivir cómodamente.

     Pero además si el canciller colombiano fue víctima de la irracionalidad de las Farc, porqué no enfoca muchos esfuerzos en que los burócratas de las oficinas colombianas en el exterior salgan de sus placenteros sillones, vayan a las demás embajadas y consulados, a las universidades, a los colegios, a los centros de estudios sociales y políticos, a los medios de comunicación, a las organizaciones cívicas colombianas en otros países, etc, y den a conocer la realidad del conflicto.

    Pero para no hacerlo tienen mil disculpas. Que no es su función, que no conocen el tema, que no tienen los medios, que carecen de transporte, etc. Mientras tanto los diplomáticos de Venezuela, Ecuador, Cuba, Bolivia, y de otros países que si piensan y les duele lo que pase en sus patrias,  están presentes en muchas actividades y siempre buscan generar opinión favorable a lo que hacen sus gobiernos. Y no porque tengan todos los medios, sino porque tienen voluntad de hacerlo.

     La apatía, el desconocimiento de los alcances de la guerra que carcome a Colombia y la indiferencia de lo que pueda suceder al país que les dio la oportunidad de representarlos, son puntos negativos que se traducen en ventajas políticas para los terroristas a la caza de cualquier posibilidad que brinde réditos a la subversión comunista.

     Por esa razón, cualquier perico de los palotes denigra de Colombia, o cualquier bocón que no conecta la lengua con el cerebro, dice las sandeces que expresó el pintoresco ministro ecuatoriano, con el calculado propósito de ir acostumbrando al mundo entero a escuchar que las Farc dominan territorios, por ende, mas adelante se les puede dar el estatus de beligerancia.

     Llegó la hora de tomar el toro por los cuernos y de hacer que los burócratas salgan de las oficinas a defender en el mundo académico al Estado y a la sociedad que paga los dineros, para que les cubran los salarios por los cargos para los que fueron nombrados. Aquí no valen las disculpas sino la acción, porque los enemigos de Colombia si están actuando.

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.com

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