Por coronel Luis Alberto Villamarin Pulido
Escritor estratega
Publicado el 27 de Noviembre 2007 12:08 AM en el Diario El Tiempo de Bogotá Colombia
La andanada de descomedidas e irrespetuosas frases del pintoresco presidente Hugo Chávez, confirman una vez mas que en Venezuela no hay ni quien sea capaz de reemplazarlo ni mucho menos de “tumbarlo”. Los generales venezolanos, herederos de la gloria militar de la guerra de la independencia, vendieron barato su conciencia e igual que los que tuvieron el mando de las Fuerzas Militares en Colombia durante el vergonzoso mandato de Andrés Pastrana, renunciaron al juramento de lealtad a la bandera y al bien común de sus naciones.
No pasa una semana sin que el lenguaraz mandatario venezolano proclame alguna barrabasada o sea epicentro de alguna noticia grotesca. Camorrero, irreverente y simplemente maleducado, este oportunista demagogo “izquierdizado”, cumple al pie de la letra todo lo que le ordena su amo Fidel Castro.
Es claro que el presidente Uribe cometió un error garrafal al permitir que un abierto correligionario de las Farc secundado por Piedad Cordoba con quien tiene mucho en común, acompañados por el terrorista que inexplicablemente salió de la cárcel, montaran el primer acto del sainete, que condujo al fiasco vivido el reciente fin de semana y de paso resucitaran el cadáver político de las Farc.
Ya lo había advertido este blog, que la mediación de Chávez era un “papayazo”, que de allí no iba a salir nada, que las Farc y su padrino Chávez, buscarían dilatar las cosas en aras de la ganancia política mutua y de correr el riesgo de concederles estatus de beligerancia. Y así ocurrió.
Por otro lado, es de suponer que el Consejo Superior de la Defensa Nacional, el curso de altos estudios militares y el Comando General de las Fuerzas Militares, ya consideraron dentro de las hipótesis de guerra interna y externa, una eventual agresión armada de Venezuela contra Colombia, apoyada por las Farc, en aras de ganar en rio revuelto y atacar al país por dos flancos, con la complicidad del “bocón” del Ecuador, y los gobiernos de Bolivia, Cuba y Nicaragua.
No es para rasgarse las vestiduras, ni para buscar el muerto aguas arriba. No es ningún secreto que la dictadura cubana y su marioneta venezolana, quisieran ver toda la América Latina haciendo reverencias a Lenín y a Marx, y que al mismo tiempo, lo mejor que les podría pasar a las Farc, sería que las Fuerzas Militares de Colombia se vieran comprometidas en una guerra internacional, para ellas atacar el centro de poder y tomarse el gobierno por la vía armada.
No es una hipótesis descabellada. Es la lógica elemental de la guerra, máxime que la evolución del conflicto armado en Colombia apunta al incremento de las acciones armadas y al recrudecimiento de la violencia urbana con las milicias bolivarianas incrustadas por el Partido Comunista Clandestino, así como el innegable resurgimiento de los grupos de autodefensa, con el complejo ingrediente del inminente triunfo de los demócratas en los Estados Unidos, cuya actitud frente a la guerra en Colombia ha sido ambivalente.
Es urgente que las Naciones Unidas tomen cartas en el asunto, que se anticipen a los hechos, pues la verborrea agresiva de Chávez dirigida y manipulada desde La Habana, sumada al armamentismo desaforado de ese país, a la cantidad de milicianos entrenados por los cubanos y por las Farc para defender al revolución, y, la coyuntura electoral de la reelección a partir del histórico patrioterismo anticolombianista de algunos sectores de opinión venezolanos, pudieran conducir a mediano plazo a que Chávez corto de neuronas pero largo de lengua y de impulsos emotivos, ordene a sus generales y almirantes la ejecución de una acción militar contra Colombia, en coordinación con las Farc.
Y al mismo tiempo Nicaragua encontraría el terreno abonado para despertar patriotismo interno mediante una agresión contra San Andrés. Como se puede ver, el palo no está para cucharas. Hay un enorme riesgo de agresiones contra Colombia por varios flancos. Y es mejor prevenir que curar, pues un “descriteriado” con iniciativa como Chávez, dueño de una abultada chequera de petrodólares, sin contrapeso político interno, con generales de bolsillo y con el “casquillo” de la dictadura cubana, podría desatar una crisis regional de enormes proporciones, que de contera vincularía a los musulmanes, a los chinos y los países con gobiernos de su línea en Latinoamérica.
Si la cancillería colombiana no se anticipa a los hechos, podríamos llevarnos una desagradable sorpresa.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
Brandon Florida