Por Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de Asuntos estratégicos
Escritor-estratega
Consecuencias político-estratégicas de la muerte de Jojoy
Otro paso hacia el final de las Farc
La baja en combate del mono Jojoy, señala un avance significativo para la continuidad de la estrategia de seguridad democrática, la moral combativa de las Fuerzas Militares, la tranquilidad de la población colombiana, la consolidación de la defensa nacional, y una clara derrota para los intereses expansionistas de Lula, Chávez y Correa, con el embeleco del socialismo del siglo XXI.
Jojoy era el más sanguinario y recalcitrante de los cabecillas del Secretariado de las FARC. Impositivo, agresivo y despótico, ejercía sus argumentos por la fuerza e instigaba a los terroristas a arrasar a Colombia por medio de la violencia. No vacilaba para ordenar asesinatos, acciones terroristas con explosivos, envenenar acueductos, secuestrar civiles, o chantajear a las víctimas actuales y potenciales. Su personalidad era muy parecida a la Tirofijo, aunque más locuaz que el anciano terrorista. Hoy cayó en una operación similar a la que cayeron Acacio, Reyes, Biojó, Felipe Rincón, Mariana, El Paisa, Martín Caballero, etc.
Su muerte trae consigo profundas implicaciones políticas y estratégicas para la proyección del grupo armado y sus compinches políticos, así como para los escenarios de paz y guerra en Colombia.
Además del despliegue periodístico que pueden traer los computadores y documentos que se incauten en la guarida de Jojoy, la locuaz estafeta de las Farc que fue a Europa a decir que Colombia es una fosa común y sus socios del alma Chávez, Correa y Lula, perdieron un alfil en el ajedrez de su guerra política contra Colombia. El embeleco de hacer la paz encaminada a legitimar al grupo terrorista y darle embajadas en los países gobernados por comunistas en el hemisferio para luego atacar a Colombia con apoyo de esos países, se desinfla cada vez mas, pues la comunidad internacional observa que Colombia está derrotando al terrorismo. El partido comunista coluombiano ierde a un puntal clave de la estratagema de la combinación de las formas de lucha. Las Farc pierden a un obcecado cabecilla. Y Colombia gana más tranquilidad y sosiego.
Con este éxito militar el gobierno nacional fortalece la imagen de la seguridad democrática y demanda nuevas y más contundentes acciones militares contra las Farc en su conjunto, hasta someterlas al imperio de la ley.
Pero la acción militar tan abnegada por si sola no basta. Es el momento oportuno de desatar una campaña de operaciones de guerra sicológica encaminadas a la desmovilización total de los bandidos, una campaña de acciones jurídicas para blindar los miembros de las Fuerzas Militares de las tendenciosas demandas penales instauradas en su contra por ONG´s proclives al narcoterrorismo, y en especial, sin más dilaciones ni disculpas, una serie de programas de desarrollo socio-económico encaminados a desembotellar zonas agropecuarias donde ha habido presencia histórica de las Farc, sumadas a las demandas internacionales concretas contra los gobiernos vecinos que apoyan al terrorismo en Colombia.
También es el momento histórico para que el gobierno nacional revise con seriedad la tabla salarial de los militares y policías que a diario exponen sus vidas y que a costa de ingentes sacrificios realizan operaciones militares tan valiosas para la salud de la patria como estas, que son ejemplo de cualificación y precisión profesional para cualquier Ejército del mundo, y que por su naturaleza causan profundos cambios en la situación político-estratégica de la guerra.
No es justo que hombres con tanto profesionalismo y tan acendrada mística reciban pagos tan irrisorios en compensación a su invaluable labor, o que para hacer valer sus derechos tengan que recurrir a avarientos abogados para cobrar actualizaciones legítimas acorde con el IPC.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
www.luisvillamarin.com
Analista de asuntos estratégicos
Su muerte trae consigo profundas implicaciones políticas y estratégicas para la proyección del grupo armado y sus compinches políticos, así como para los escenarios de paz y guerra en Colombia.
Además del despliegue periodístico que pueden traer los computadores y documentos que se incauten en la guarida de Jojoy, la locuaz estafeta de las Farc que fue a Europa a decir que Colombia es una fosa común y sus socios del alma Chávez, Correa y Lula, perdieron un alfil en el ajedrez de su guerra política contra Colombia. El embeleco de hacer la paz encaminada a legitimar al grupo terrorista y darle embajadas en los países gobernados por comunistas en el hemisferio para luego atacar a Colombia con apoyo de esos países, se desinfla cada vez mas, pues la comunidad internacional observa que Colombia está derrotando al terrorismo. El partido comunista coluombiano ierde a un puntal clave de la estratagema de la combinación de las formas de lucha. Las Farc pierden a un obcecado cabecilla. Y Colombia gana más tranquilidad y sosiego.
Con este éxito militar el gobierno nacional fortalece la imagen de la seguridad democrática y demanda nuevas y más contundentes acciones militares contra las Farc en su conjunto, hasta someterlas al imperio de la ley.
Pero la acción militar tan abnegada por si sola no basta. Es el momento oportuno de desatar una campaña de operaciones de guerra sicológica encaminadas a la desmovilización total de los bandidos, una campaña de acciones jurídicas para blindar los miembros de las Fuerzas Militares de las tendenciosas demandas penales instauradas en su contra por ONG´s proclives al narcoterrorismo, y en especial, sin más dilaciones ni disculpas, una serie de programas de desarrollo socio-económico encaminados a desembotellar zonas agropecuarias donde ha habido presencia histórica de las Farc, sumadas a las demandas internacionales concretas contra los gobiernos vecinos que apoyan al terrorismo en Colombia.
También es el momento histórico para que el gobierno nacional revise con seriedad la tabla salarial de los militares y policías que a diario exponen sus vidas y que a costa de ingentes sacrificios realizan operaciones militares tan valiosas para la salud de la patria como estas, que son ejemplo de cualificación y precisión profesional para cualquier Ejército del mundo, y que por su naturaleza causan profundos cambios en la situación político-estratégica de la guerra.
No es justo que hombres con tanto profesionalismo y tan acendrada mística reciban pagos tan irrisorios en compensación a su invaluable labor, o que para hacer valer sus derechos tengan que recurrir a avarientos abogados para cobrar actualizaciones legítimas acorde con el IPC.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
www.luisvillamarin.com
Analista de asuntos estratégicos