Análisis del conflicto colombiano
Terminado el sainete de las liberaciones unilaterales para “desagraviar a Piedad Córdoba”, los hechos ratifican que las Farc no han cambiado su arcaica visión de Colombia, que a pesar del estruendoso fracaso del comunismo en el planeta, siguen convencidos que los dinosaurios políticos Fidel Castro y sus amigos son la solución a los problemas del país; eso si, muchos de ellos causados por el terrorismo comunista fariano, y lo que es peor que pueden llegar al poder por medio de la combinación de formas de lucha.
La asqueante burla del cambio de coordenadas con la descarada complicidad de la mediadora, que dijo con total cinismo que las había copiado mal, no solo pretendía mover a Cano de un lugar a otro como al parecer sucedió, sino también jugar a la muy bien conocida forma fariana de negociar con base en el chantaje, la intimidación y las jugadas a dos o tres bandas, en las que si el gobierno acepta pierde y si dice que no también pierde.
Como se dijo en televisión en el Programa La Noche de Claudia Gurisatti, las Farc lograron resucitar un poco la sepultura política de Piedad Córdoba, dentro de la cadena de triquiñuelas mediáticas montadas por los comunistas de Argentina y Colombia, con la complicidad de Unasur, el Foro de Sao Paulo y la Coordinadora Continental Bolivariana, frente al próximo Foro en Buenos Aires para dizque diseñar la paz de Colombia.
Resulta contradictorio que aunque la Procuraduría destituyó a Piedad Córdoba porque probó que sus actividades con las Farc no eran solo humanitarias, la Corte Suprema de Justicia tan diligente en hacer protagonismo grupal e individual, siguió con la vista gorda acerca de la Farcpolítica. ¿Habrá prevaricato en esta conducta?
Y peor aún, que los nuevos mejores amigos de Santos cuenten a su favor con la lentitud crónica y funcional de nuestra Cancillería, para por lo menos instar al gobierno argentino, a que si es cierto que la señora Kirchner es amiga de Colombia (lo cual es dudoso en grado sumo), impida que la apología al narcoterrorismo comunista de las Farc tenga éxito en su país.
Aunque Santos ha dicho en diversos escenarios que Piedad Córdoba se equivocó, que las liberaciones a cuentagotas son una farsa, que le está respirando en la nuca a Alfonso Cano, que la llave de la paz está en su poder; lo cierto es que las Farc y sus cómplices comunistas, siguen empeñados en la estrategia mediática que conduzca a la legitimación del grupo terrorista, para abriles embajadas y apoyarlas con hombres, armas y equipos en la ofensiva final contra Colombia prevista en el Plan Guaicapuro de Venezuela y su socialismo del siglo XXI, sin que el Estado Colombiano tenga por lo menos a la vista, una respuesta coherente y estratégica para contrarrestar esa acción.
El, para los funcionarios colombianos de alto nivel, desconocido Plan Estratégico de las Farc, cuenta con el apoyo irrestricto de todos los socios del Foro de Sao Paulo. En este punto hay que ser claros: Ni las Farc ni sus socios comunistas juegan limpio, porque la mentira, la trampa, el engaño, la farsa, la estratagema artera, han sido y serán siempre las armas predilectas de los comunistas de todas las latitudes; mas aún en Colombia, donde con absoluto cinismo reconocen que combinan todas las formas de lucha y pretenden legitimar el terrorismo con el mote de insurgencia armada.
No se puede olvidar que los cabecillas de las Farc son cínicos y desvergonzados, que por ende, no les hará ninguna mella que los sindiquen de ser mentirosos, delincuentes, terroristas, narcotraficantes y farsantes, pues ya están acostumbrados a actuar así. Recuérdese la farsa de los diálogos de Uribe-Meta con Belisario Betancur y sus lenguaraces comisionados de paz; la silla vacía en el Caguán y la permanente burla contra Colombia con secuestros de niños, asesinatos de campesinos, terrorismo contra los poblados, o las respuestas de Tirofijo que solo necesitaban afinar la puntería con los cilindros-bomba; o las masacres en El Nogal, La Gabarra, Villa Magdalena, Granada-Antioquia y Bojayá.
En síntesis: las Farc y sus cómplices van de farsa en farsa, con la circunstancia agravante que si el gobierno colombiano comete una ligereza, los terroristas son legitimados por sus socios y tendremos una guerra sin precedentes dentro del territorio nacional. Aquí no se trata solo de revivir la carrera política de una senadora cuestionada. Ese es apenas un paso de la estrategia combinada. El fondo del asunto es legitimar al grupo terrorista para luego apoyarlo en la ofensiva final. Y en eso están comprometidos los ya conocidos integrantes del complot contra Colombia. Y si esta parte del plan les falla, tendrían a una candidata presidencial para apoyar con petrodólares, para que luego desde el Palacio de Nariño legitimara a las Farc e integrara a Colombia al socialismo del siglo XXI. Ni mas ni menos.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos