El narcoterrorismo comunista promovido por las Farc y sus cómplices, está incrustado en las Universidades públicas de Colombia

Publicado: 2012-03-25   Clicks: 3373

     Análisis del conflicto colombiano

     La trágica muerte de tres presuntos terroristas que manipulaban explosivos en una casa en Suba al noroccidente de Bogotá, se sumó a la de otro “estudiante” universitario en Tunja, a quien le estallaron varios artefactos explosivos, que llevaba con unos compañeros de aulas, para “protestar” en una marcha estudiantil.

      Acostumbrados a las medias tintas, verbigracia llamar presidente al dictador Fidel Castro, insurgentes a los terroristas, doctores a los politiqueros corruptos, “amigos de lo ajeno” a los ladrones , etc;  los medios de comunicación colombianoshan minimizado la dimensión de los hechos.

     Vamos por pasos. El material con el que por décadas los revoltosos de las universidades han fabricado las llamadas “papas explosivas”, no tiene capacidad para destruir parte de una vivienda construida en ladrillo y concreto; al mismo tiempo causar daños a mas de 40 casas alrededor, y de paso, afectar a la misma cantidad de familias humildes. Sin duda, los tres muertos manipulaban y almacenaban allí explosivos de alta potencia, que probablemente serían  utilizados en acciones terroristas durante la Cumbre de las Américas.

      Igual sucede con el “estudiante” de Tunja. Es probable que llevara varias “papas explosivas” y que al estallar una cantidad significativa de estas,  los estragos fueran peores, pero eso aún no está claro. 

      Lo único cierto es que quien fabrica, trafica, porta y/o utiliza explosivos para causar pánico y zozobra, escudado en “protestas sociales” se llama terrorista, no es un simple estudiante universitario con ideas románticas de cambio, ni es un joven desadaptado, ni es simplemente un vándalo. 

     Y si al porte de los artefactos explosivos artesanales con fines violentos, le agrega la difusión escrita, verbal, electrónica o fílmica de documentos propagandísticos de grupos como las Farc, el Eln, o la disidencia armada del M-19, con mayor razón se trata de un narcoterrorista que no actúa solo sino, que hace parte de las células clandestinas que desde hace varias décadas, el Partido Comunista y las Farc han infiltrado en los centros educativos, pero que además milita en un grupo armado ilegal, que se financia con el narcotráfico, escudado en el argumento marxista-leninista de la combinación de las formas de lucha.

    En contraste, quienes se conduelen por las muertes de estos personajes, no se detienen a pensar que hubiera pasado con las víctimas inocentes, si los agresores hubieran explotado esas cargas contra la población civil y por accidente no se les huberian activado en su contra.

      El asunto se torna más recurrente, ahora cuando las Farc dentro de su Plan Estratégico enfocaron en las universidades públicas, la cantera para dotar los cuadros del Partido Comunista Clandestino, el Movimiento Continental Bolivariano y los antiguos guardias rojos ahora integrados a las milicias bolivarianas urbanas o "comandos urbanos".

      Todo indicaría que estos muertos, son integrantes de las Farc, de las mismas células que salieron Alfonso Cano, Iván Márquez, Carlos Lozada, Iván Santrich, Mariana Pérez, Pablo Catatumbo, Marcos Calarcá, Yesid Arteta, Timochenko, y muchos bandidos mas.

     Si a eso se le suman los instigadores, como la estafeta internacional de las Farc, que en una conferencia en una universidad  pública en Bogotá dijo que Colombia necesita muchos Tirofijos, queda demostrado que la actividad político-organizativa del Movimiento Bolivariano Clandestino, prevista en las dos últimas conferencias de las Farc, es una realidad palpitante y comprueba que a diferencia de lo que se creía, las células comunistas universitarias dedicadas al narcoterrorismo, están vivas y dedicadas a buscar los objetivos del Plan Estratégico de las Farc.

     En contraste con esta grave realidad, que puede revertir en oleadas de terrorismo urbano, semejantes o peores a las salvajes arremetidas de los carteles del narcotráfico en los años ochenta y noventa, las altas instancias de los tres poderes públicos andan en otro mundo.

      De manera inexplicable la Corte Suprema de Justicia, tan hábil para escoger Fiscal samperista con menos votos de lo establecido por la ley, o de elegir a su sucesor en tres horas, a pesar de haber permitido con plena conciencia de lo que hacían, el mismo cargo en interinidad por varios años con disculpas baratas y politiqueras; aseveró que los computadores de Reyes no son prueba válida, pero tampoco actúa contra los hampones de cuello blanco, inmersos hasta los tuétanos en Farcpolítica, según consta en los computadores incautados al Mono Jojoy, a Cano, a Jerónimo y a otros terroristas abatidos por las Fuerzas Militares.

     El Congreso de la República, tiene una comisión de acusaciones para juzgar a todos los altos aforados, pero parece que la única realidad derivada de su actividad, es que esa Comisión solo sirve para eximir a Ernesto Samper, y para hacer debates mediáticos que no concluyen en nada. Entretanto las Farc y sus cómplices siguen empeñados en derrumbar la institucionalidad, sin que tampoco los “honorables congresistas, padres de la patria”, se den por aludidos, de lo que se cierne con el Plan Estratégico de las Farc, incluidos ellos mismos como objetivo principal.

     Por su parte el presidente Santos está en campaña reelectoral 2014-2018. Y su ministro de Defensa, desconocedor de las realidades de la guerra que asedia a Colombia, se apropia de los éxitos militares con el argumento que es debido a su "nueva estrategia", porque está muy interesado en relevar a Juanma durante los dos periodos presidenciales siguientes (2018-2026). Eso es lo que da la tierra y no hay abono para mejorar la cosecha.

     Es oportuno el momento para que los medios de comunicación, el Congreso de la República, los rectores de las universidades, las Fuerzas Militares, la Policía Nacional, la Procuraduría General de la Nación, pongan el tema sobre el tapete y saquen a la luz pública la cruda realidad.

     El terrorismo comunista está infiltrado en las universidades y si no se actúa a tiempo, vendrán días de sangre, luto y dolor, peores a los que ya hemos vivido en Colombia.

     Es hora que se judicialice a los terroristas que pululan en las universidades públicas, que entre otras cosas son los mismos que convocan rees de solidaridad con las guerrillas, los que promueven manifestaciones violentas, y en muchos casos, quienes demoran eternidades para graduarse o terminan una carrera y comienzan otra; o lo que es peor se infiltran como docentes y hasta viajan al exterior a dictar cátedra marxista.

     Y toda esa vagabundería tolerada po rel silencio cómplice o indiferente de las directivas de las universidades, es pagada con el dinero de los contribuyentes, de aquellos colombianos a quienes los comunistas llaman ricos, burgueses, oligarcas, etc, que en contraste les financian su estadía y estudios en las universidades oficiales.

      Señor Santos, señor Pinzón, señores magistrados de la Corte, señor Fiscal, señores congresistas:

     El narcoterrorismo comunista en las universidades es una realidad. No tapen mas el sol con un dedo, ni se salgan por la tangente arguyendo que estos sujetos son unos vándalos desadaptados. Así como la inmensa mayoría de jóvenes de escasos recursos va a la universidad pública a estudiar y a buscar un futuro digno, también es cierto que las Farc y el Partido Comunista, han tenido a esa gran masa de gente de escasos recursos, como el filón predilecto para reclutar “educadores políticos” de las cuadrillas y terroristas urbanos.

      No busquen en otra parte. Las Farc están metidas en estos centros educativos. Y de remate tienen bandidos que se infiltran dentro del magisterio y estafetas internacionales que pretenden legitimar el terrorismo, juegan con el dolor de las familias de los secuestrados y buscan el reconocimiento político de las Farc. ¿Saben  para qué?:

    Para dar estatus de beligerancia a las Farc, legitimarlos internacionalmente, desatar una guerra total contra Colombia,  apoyada por Chávez, Correa, Dilma, Ortega, la Kirchner y la dictadura cubana, con el fin de imponer un gobierno de transición hacia el comunismo y sacarlos a ustedes, quienes hoy gozan de parabienes de la burocracia oficial, a costa de la sangre y el sudor de los soldados.

     Llegó la hora de poner los puntos sobre las íes. De lo contrario el terrorismo urbano venidero, pondrá en jaque la economía, el desarrollo, la seguridad y la tranquilidad de los colombianos. Su deber señor Santos, señores magistrados, señores congresistas, y demás autoridades, es garantizar la seguridad y el bienestar de los compatriotas, pero conviviendo con los terroristas o prevaricando al no cumplir el deber de investigarlos, perseguirlos y encarcelarlos, solo conducirá a la debacle de la nación.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.com

Analista de asuntos estratégicos

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