Semejanzas entre Petro y Santos

Publicado: 2012-12-22   Clicks: 4444

     Análisis del conflicto colombiano

   La dinámica de la actual vida  política colombiana, refleja que a diario aumentan las semejanzas entre Juan Manuel Santos como presidente de Colombia y el terrorista amnistiado del M-19, Gustavo Petro actual  alcalde de Bogotá. Es contradictorio pero cierto. Tal parecido ocurre, pese a que Santos proviene de la más rancia aristocracia bogotana y Petro se formó como “dirigente político” en una de las agrupaciones narcoterroristas más sanguinarias, de las tantas organizaciones delincuenciales, ideologizadas por el Partido Comunista que han enlutado a Colombia, a lo largo de la accidentada historia de las últimas siete décadas.

         La  comparación queda a juicio de los lectores:

     1.     Desmedido afán de protagonismo publicitario

    Basta con sintonizar las cadenas de radio o televisión, para escuchar o ver oleadas de propaganda demagógica y politiquera, proyectada a enaltecer imágenes personales,  sea de Santos o de Petro, con miras a futuros comicios electorales. Costosa propaganda financiada con los dineros que aportamos los colombianos en impuestos nacionales o los bogotanos en impuestos distritales.

    Con oportunismo desaforado y por su amistad personal con los "duros" del gremio, el presidente Santos resalta  en el canal institucional y las emisoras de cobertura nacional,  que su "gobierno de prosperidad"  puso computadores en las escuelas, que los trabajadores ahora tienen seguridad social, que determinadas empresas reciben bandidos desmovilizados de las Farc, etc. Para colmo de males, algunos zalameros como el director de Caracol Radio  incluyó a Tutina como uno de los líderes nacionales de 2012. Tropicalismo en su máxima dimensión.

    Por su lado, en el canal Capital Petro hace apología al terrorismo comunista de las Farc, el mismo que trajo como consecuencia muertes de jefes de la UP, y en las emisoras locales resalta la estrategia político-autopublicitadira denominada "Bogotá Humana", con argumentos de mejoría del transporte urbano, el cuento chino de mil bondades venideras con el nuevo esquema estatista de la recolección de las basuras, las novenas de aguinaldos, la recepción de desplazados por culpa del narcoterrorismo comunista, los subsidios de servicios públicos a los “pobres” pagado con dineros de los odiados “ricos”, etc.

    Pero claro, por su poder político y capacidad de influencia, Santos ha ido más allá. Ansioso de aparecer en todos lados, Santos autorizó multimillonario derroche de dineros públicos para financiar un costosísimo acto reelectoral a favor de Barack Obama en Cartagena, camuflado con la Cumbre de las Américas, con la presumible contraprestación de ser carátula de la revista Time. Además, presumiblemente por medio de la embajada colombiana en España y durante su reciente viaje a la penínsuna ibérica acompañado por "Julito" Sánchez y el prófugo exministro Botero Zea, Santos se "palanqueó"  la gaseosas nominación de líder hispanoamericano hecha por El País de España tan cercano a la casa Santos y El Tiempo. Mientras tanto Petro fue carátula de la Revista Semana, algo que en honor a la verdad es demasiado para su ineptitud y falta de coherencia administrativa gubernamental.

     2.     Todos sus actos son politiqueros con miras electorales

    Gobernar es lel verbo que menos  conjugan Petro y Santos en sus cargos.  El alcalde de Bogotá gasta ingente presupuesto y energías para casar peleas personales con sus “enemigos de clase”, con los contratistas privados, con el concejo distrital, con la personería distrital, y hasta con sus funcionarios subalternos, excepción hecha del cuestionado y recién destituido Secretario de Gobierno. En el fondo Petro busca hacer politiquería calculada con los “pobres” para proyectar a mediano plazo su ilusa y mínima opción presidencial acaudalda por masas de indigentes, recicladores de basuras, habitantes de tugurios, barrios subnormales, izquierdistas de todas las vertientes, funcionarios distritales con sus familias y desubicados políticos.

    Por su parte, Santos se ha dedicado a quedar bien con tirios y troyanos, a hacer coaliciones politiqueras y repartijas de tortas burocráticas con la aristocracia de su clase, con los politiqueros liberales y conservadores, con un congreso carente de autoridad moral, con unas altas cortes cuestionadas, con los comunistas, con los empresarios, y con los “pobres” por medio de la manipulación calculada de las 100.000 viviendas gratis,  las etéreas conversaciones de paz, la falta de carácter ante los gobernantes vecinos cómplices de las Farc, sostenimiento de una camarilla de ineptos representantes jurídicos y diplomáticos en La Haya, viajes ridículos a saludar a la reina Isabel de Inglaterra o inaugurar consulados colombianos en Turquía, etc. Y todo esto, con la única ambición personal, también ilusa y mínima de ser reelegido.

    3.    Anuncios estrafalarios y ruidosos de decisiones trascendentales que reversan a última hora

    Santos anunció con bombos y platillos la reforma a la educación. Su gobierno invirtió multimillonarios recursos en asesorías, preparación de textos del articulado del proyecto de la reforma, y propaganda por montones en los medios de comunicación. Bastó con que algunos estudiantes, al parecer infiltrados por los padrinos políticos de las Farc protestaran con vehemencia, para que Santos reversara, sin que ni él ni nadie del alto gobierno respondiera por los dineros gastados en el esperpento de "reformitis" crónica e inoperante.

    Luego se inventó una espuria reforma a la justicia, monumento a la vergüenza mundial de un congreso afectado por sectores venales y unas altas cortes cuestionadas por doquier, siniestra reforma a la rama de la justicia, que luego de ser aprobada a pupitrazos por  irresponsables parlamentarios, se cayó sola ante las críticas que generó.

    Para opacar esa aberración moral, política y jurídica, como los magos, Santos sacó el as de la manga y propuso una reforma constitucional al fuero penal militar, a la par con un demagógico y costoso en todos los sentidos proceso de paz con las Farc, que de seguir su consuetudinaria línea de reversiones y cambios de opinión, se convertirá en otro oneroso fiasco, similar a La Uribe, Tlaxcala y El Caguán.

   Por su parte Petro, echó para atrás la construcción del metro de Bogotá, aprobado por sus antecesores; continuó la sospechosa línea de sus antecesores de romper la ciudad por todas partes, inventó reajustes caóticos al tráfico vehicular, no quiso recibir los dineros apropiados por la Nación para que el Transmilenio llegue al aeropuerto El Dorado, impidió la construcción de la Autopista Longitudinal de Ocidente y como si fuera poco, metió politiquería, demagogia y chambonada al trasladar  la responsabilidad de la recolección de basuras a la Empresa de Acueducto.

    Pero cuando la situación hizo metástasis de crisis sanitaria y administrativa, muy al estilo Santos, Petro reculó, echó la culpa a terceros y con cinismo tapó los onerosos costos de su miopía gubernamental.

     4.     Traición a los movimientos políticos que los proyectaron

    Santos traicionó a nueve y medio millones de colombianos, aquellos que ilusos creyeron que ante la impensable opción de Mockus para dirigir la guerra contra el brazo armado del Partido Comunista, Santos sería el continuador de la Estrategia de Seguridad Democrática.

    Logrado el inmerecido cargo de presidente, Santos volteó la espalda a su jefe natural y afanado por ser Premio Nobel de Paz, no solo resucitó los cadáveres políticos de César Gaviria, Rafael Pardo Rueda y de la demagógica dirigencia nacional del Partido Liberal, sino que por debajo de la mesa reinició conversaciones con las Farc, a espaldas de sus electores y de todo el pueblo colombiano.

    En su orilla ideológica, Petro consiguió posicionarse como congresista de la república por medio del Polo Democrático. Sin aportar nada más que agresiones verbales contra el presidente Uribe, pasó por el capitolio, con el desfasado sueño de ser presidente o alcalde de Bogotá. Y sin pensarlo dos veces, como es característico en los comunistas, traicionó a su partido hasta conseguir la inmerecida alcaldía de Bogotá.

    5.     Enemigos declarados de Álvaro Uribe Vélez

    Desde dos vertientes políticas diferentes y en representación de dos grupúsculos diferentes, Petro y Santos odian al expresidente Álvaro Uribe Vélez.

    Petro por que como terrorista desmovilizado, representa a un mínimo sector de dinosaurios políticos que creen que destruyendo a Colombia y promoviendo la combinación de las formas de lucha, la “clase proletaria” llegará al poder.

    Por su parte Santos odia a Uribe porque el expresidente antiqueño se opone a las estultas concesiones con los narcoterroristas de las Farc, y porque en cierta forma, es la sombra que no lo deja entregar el país a los aristócratas de siempre, sus “amigos de clase”, aquellos que creen que tienen sangre azul, dudosos abolengos y el derecho natural de gobernar eternamente a Colombia.

    6.     Ambos gobiernan para satisfacer a Chávez

    Petro quiere manejar las empresas públicas de Bogotá como la caja menor de su proyecto comunista para la ciudad, de la misma manera que Chávez maneja PDVSA en Venezuela, pero además, pretende rendirle cuentas, pues nada habría de raro que su campaña electoral, pudiera haber recibido dineros del camarada bolivariano, su amigo del alma.

    Santos, no solo desconoció la realidad de la complicidad de Chávez con los terroristas colombianos, sino a sabiendas que lo podría llevar a la actual encerrona en que están metidos De La Calle y los mudos negociadores, le dio patente de corso para que las Farc hagan la décima conferencia en La Habana, consigan reconocimiento internacional y fortalezcan su ampuloso movimiento político con miras a las elecciones de 2014 y 2018, cuando en concordancia con el Plan Estratégico, se puede llegar a un gobierno de transición hacia el socialismo del siglo XXI. De remate Santos llama a Chávez su “nuevo mejor amigo”

     7.     Ambos son inferiores al reto consustancial con el cargo que ocupan

    Los hechos y las encuestas de opinión lo demuestran. Tras la vergonzosa reforma a la justicia, la falta de claridad con la dirección de  las Fuerzas Militares, el esperpento de las conversaciones de paz en La Habana y el humillante fallo de la Haya sobre el mar territorial, Santos quedó desnudo en su verdadera dimensión: Un excelente jugador de póker, un habilidoso politiquero, pero un pésimo estadista y muy cuestionado gobernante.

    Tras la reculada del nuevo esquema de basuras, la ausencia de obras y acciones con visión a largo plazo y la sinuosidad personal y profesional del actual alcalde de Bogotá, quedó demostrado que Petro sigue pensando como cuando era bandido y propagandista armado de la izquierda extremista, que confunde gobernar con armar camorras, amén que corrobora con actos, que es un pésimo estadista y un mal gobernante.

   8.     Vanidad desmedida

    Los hechos indican que Santos y Petro no solo se creen elegidos de Dios, sino dioses en acto y en potencia. Imbuidos del esquema politiquero tradicional de Colombia, ambos creen ser omnímodos e irrefutables. Por aparte, sus egos superan a los de Lucho Garzón, Angelino Garzón, Enrique Peñalosa, Roy Barreras, Benedetti, Vargas Lleras, la canciller Holguín, Enrique Santos y las divas de la farándula todos juntos…

    9.    Ninguno de los dos tiene una estrategia integral concreta para gobernar

   Petro y Santos son expertos en improvisar y en hacer politiquería con los dineros públicos. Cada uno a sus estilo y conveniencias personales, en escenarios diferentes, pero con la misma gente, engatusada a mediano y largo plazo para cooptar sus votos.

    Ambos han utilizado en sus gabinetes a potenciales adversarios electorales para quemarlos. Santos quemó al liviano e inepto exministro de defensa Rodrigo Rivera, al enfermizo Angelino con la oferta de OIT, embarcó a Vargas Lleras en el embeleco de las casas gratis, y bloqueó a Gina Parodi, poniéndola a pelear con Petro.

    Por su parte Petro llevó a Navarro Wolf como secretario de gobierno para quemarlo, pero como entre bandidos ya desmovilizados se conocen las patrañas, Navarro lo dejó solo, e inició a bloquearle la desmedida ambición presidencialista.

   Por las anteriores razones y muchas más, queda claro que Petro y Santos son diferentes por origen social, pero demasiado parecidos en sus estilos de desgobierno, politiquería, oportunismo, demagogia y manejo personalista con los recursos públicos, orientados hacia la promoción de sus imágenes personales en los medios de comunicación.

    Eso es lo que produce la tierra y no hay abono para mejorar la cosecha.

 

   Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

   Analista de asuntos estratégicos

    www.luisvillamarin.com

    El coronel Luis Villamarín Pulido es especialista en temas de defensa nacional, geopolítica y estrategia general. Autor de 19 libros, algunos de ellos traducidos a otros idiomas, relacionados con el conflicto armado, el narcoterrorismo y la historia del hemisferio.

      Lea aquí las obras escritas por el coronel Luis Villamarín Pulido

     Operacion Sodoma (Caída del Mono Jojoy, símbolo del narcoterrorismo comunista contra Colombia)   Operacion Sodoma (Caída del Mono Jojoy, símbolo del narcoterrorismo comunista contra Colombia)    Operacion Jaque   Complot Contra Colombia - (Secretos de los Computadores de Raul Reyes)   El Cartel de las Farc

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