Destitución de Petro: salida de un pésimo alcalde, pero….

Publicado: 2014-03-20   Clicks: 3381

      Análisis del conflicto colombiano

     Luis Alberto Villamarin PulidoCon argucias, artimañas, trampas y componendas en contubernio con mamertos internacionales, el terrorista desmovilizado del M-19 Gustavo Petro, erróneamente elegido por miles de engañados electores, quería atornillarse en el cargo; pero a la luz de los hechos, su destitución no articula ningún golpe a la paz, ni a la democracia, ni por persecución política. Es un acto de justicia por el bien de los bogotanos, víctimas de las arbitrariedades y aberraciones gubernativas del lenguaraz alcalde destituido.

     Menos mal que el presidente Santos, muy dado a sacar ventajas personales politiqueras, así sea sacrificando la dignidad nacional, en este caso específico escuchó la voz de la conciencia nacional, no se dejó imponer la farsa jurídica de un grupo de abogados al servicio de la izquierda continental en la OEA, e hizo valer la institucionalidad y el cumplimiento de las leyes colombianas.

     Por otra parte, no cesarán en su empeño, Maduro y quienes financiaron la campaña mediática dentro y fuera de Colombia para buscar la espuria posición a favor de Petro, por parte de unos abogados burócratas nombrados en esos cargos, no por su sapiencia jurídica sino por favores políticos de los gobernantes de sus países, con énfasis en los integrantes del Alba y lo que la diplomacia comunista mueve por debajo de las mesas.

    Esta misma actitud de hacer valer las leyes colombianas por encima de los intereses políticos del comunismo en Latinoamérica, es la que ha debidofallo salomonico la haya asumir Santos frente al espurio fallo de la Corte Interamericana de La Haya, que cercenó de un solo tajo 75.000 km2 de mar territorial. No el silencio cómplice que ha tenido hasta la fecha, frente a esto. Todavía se espera que tenga un arranque de carácter al respecto.

    Era necesaria para la historia del país y para la solidez institucional, que ningún tribunal internacional integrado por abogados de poca credibilidad y de presumible proclividad ideológica hacia la izquierda que tanto daño ha causado al país, se entrometiera en los asuntos internos y que vulnerara las decisiones disciplinarias de las instituciones colombianas.

    Ya es hora que Colombia y el mundo entiendan que Petro se va del cargo, no por ser comunista ni porque se quiere desconocer su inmerecida elección, sino por inepto, por terco, por ideologizar las soluciones administrativas y porque es un pésimo alcalde, como lo demostró con el abusivo y grave episodio de inundar la ciudad de basuras. Eso sin contar el enorme daño que sigue sufriendo Bogotácon la gran cantidad de camiones recolectores de basura en línea muerta, los sobrecostos del proceso, el desorden general en que esta la ciudad, y la politización que ha hecho del Canal Capital de televisión a favor del terrorismo comunista, como su pésima gestión gubernamental llena de publicidad autopropagandística en los medios de comunicación, pagada por los contribuyentes bogotanos.

    Otros aducen que además de la destitución, es injusta la suspensión o inhabilidad de ocupar cargos públicos por 15 años. En honor a la verdad, Petro demostró con sus chambonadas en la Alcaldía de Bogotá, que no sirve para gobernar ni ahora, ni mañana, ni dentro de cinco años, ni dentro de 15 años, ni nunca.

     Seguramente, Petro utilizará muchas artimañas jurídicas y políticas, incluidas las movilizaciones y el sabotaje, con argumentos que pretendan su improbable regreso a la arena política y mucho más, propio de las formas de lucha utilizadas por los comunistas, con el cuento de la asamblea constituyente y la revolución silenciosa que por ende conduciría a la nueva revolución armada. Esto es demasiado peligroso.

     Por otro lado, la nefasta experiencia de un atrabiliario y pésimo alcalde como Petro, que pretendía ser una especie de Hugo Chávez colombiano, debe servir de reflexión a la academia, a las Fuerzas Militares, a la aristocracia criolla y en especial a los politiqueros que secundan a los dueños del poder político en Colombia, siempre afanados por hincar colmillos a la nómina y al presupuesto, para entender que lo que Petro y los demás mamertos llaman la oligarquía, debe replantear la forma desigual y corrupta de manejar la cosa pública.

     Este episodio debe ser estudiado a fondo, porque lo sucedido con la inmerecida elección Petro no es casual; ni su merecida destitución, soluciona el problema del mal gobierno a que han sometido las élites liberales y conservadoras a Colombia y a Bogotá, como si fueran dueños del poder con derecho hereditario, y que en consecuencia, engendran fenómenos populistas negativos como Petro.

     Y de seguir ese esquema, de burocracia bipartidista, repartición de cargos por componendas, corrupción rampante y engaños al país, aparecerán otros Petros y quizás ya no haya Procuradores con carácter y claridad patriótica para frenar la oleada de comunismo disfrazado de democracia. Entonces, las cosas podrían ser a otro precio, incluida la renovación de las guerrillas, el terrorismo y la continuidad de la violencia comunista contra Colombia.

    En síntesis:

     1. Se va un pésimo alcalde, pero no se soluciona un problema, ni se evitará la agitación social conveniente a los comunistas armados y desarmados, que desde ya promueven Petro y sus secuaces.

    2. Por primera vez Colombia impuso su soberanía frente a ideologizados abogados proclives a la agresión comunista contra Colombia, pero se necesita también actuar de la misma forma contra el espurio fallo de la CIJ en torno a la perdida de una enorme porción de mar territorial.

    Pero, repetimos, si las élites aristocráticas y sus secuaces  acostumbrados a desangrar el presupuesto y hacer politiquería con los cargos y las finanzas públicas, en aras de sus intereses personales y de grupo, no replantean su actuar y sus ejecutorias salpicadas de demagogia y corrupción; el camarada Petro se saldrá con la suya en las violentas movilizaciones nacionales que pueden surgir de este suceso, máxime que Maduro, Correa y los demás mandatarios proterroristas del continente, financiarán lo que sea necesario para desestabilizar a Colombia y subir al poder a sus “amigos” del socialismo del siglo XXI.

    Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

     www.luisvillamarin.com

     Analista de asuntos estratégicos

      El autor del artículo, coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es analista de asuntos estratégicos en temas de defensa nacional, geopolítica, conflicto colombiano y terrorismo internacional. Algunos de los 22 libros y escritos de su autoría han sido traducidos a inglés, polaco, portugués, francés, italiano y alemán.

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