Riesgos, jurídicos y físicos de seguridad para los industriales colombianos en posacuerdo con las Farc

Publicado: 2017-06-30   Clicks: 3983

     Por invitación del Grupo de Estudios Sociopolíticos de Antioquia para disertar en un foro acerca de la Seguridad en el Postconflicto, el 28 de junio de 2017, el coronel Luis Alberto Villamarín Pulido, expuso ante 35 representantes del sector minero-energético en las instalaciones de ISA Colombia en Medellín, algunas tesis analíticas tituladas "Visión de seguridad en el posacuerdo", pues a juzgar por los hechos, no se puede hablar de posconflicto.

     Al inicio de la disertación el coronel Villamarín formuló los planteamientos académicos a manera de duda metodológica, para confrontar las tesis académicas propuestas por expositores anteriores en el mismo evento:

    Lo firmado por Juan Manuel Santos y el terrorista Rodrigo Londoño alias Timochenco, fue:

    1. ¿Un acuerdo de paz conveniente para Colombia?

    2. ¿Fue un pacto particular entre Santos y las Farc?

    3. ¿Fue un pacto de paz solo entre el llamado establecimiento y las Farc?

    Formulados los tres cuestionamientos básicos de la exposición, el coronel Villamarín hizo hincapié en que es prematuro y aventurado asegurar que los terroristas de las Farc son cosa del pasado y que ahora son excombatientes, pues no hay demostración científica que así sea.

     Con base en esa premisa sustentada con varios argumentos prácticos, el coronel Villamarín formuló la cuarta pregunta:

Entonces, ¿Qué fue lo pactado?

    Acto seguido el expositor inició su disertación sustentada en la explicación puntual de qué es el plan estratégico de las Farc, su objetivo final y sus metas intermedias.

    Comenzó por definir el plan estratégico de las Farc como la combinación articulada de acciones políticas, económicas, jurídicas, sociales y armadas con el objetivo fundamental de lograr la toma violenta o manipulada del poder político central  e imponer una dictadura marxista-leninista en Colombia.

    Agregó, que como metas intermedias las Farc estipulan:

     1.   Desarticular la capacidad operacional de las Fuerzas Militares, hasta minimizar el Ejército y evitar a toda costa la participación de las tropas en el restablecimiento del orden público.

     2.  Copar las tres ramas del poder público.

     3.  Desaparecer la propiedad privada e instaurar el marxismo-leninismo como partido único de gobierno y de vida política nacional.

     Vistos los hechos y evaluadas las 310 páginas del pacto Santos-Farc, queda claro que los terroristas no renunciaron al plan estratégico, ni mucho menos a sus objetivos, sino que por el contrario avanzarán, porque lograron que se firmara lo que impusieron desde la agenda inicial, los tiempos y los métodos de conversación.

     Al iniciar las conversaciones de paz, el delegado del gobierno Humberto De la Calle aseguró que no estaba en juego el modelo político del Estado y que el gobierno no sería rehén del proceso de paz. Sin embargo, al cabo de cuatro años de viajes de paseadores oficiales hacia La Habana, quedó claro que se pactó todo lo exigido por las Farc y que el gobierno colombiano de turno navegó en la improvisación, la falta de estrategia y bajo la fuerza subyugante del bien estructurado plan estratégico de las Farc.

      En consecuencia, el objetivo principal de las Farc sigue igual, pues no han renunciado al plan estratégico ni los objetivos intermedios. Prueba de ellos es la farsa de la entrega de las armas, publicitada con un acto mediático el 27 de junio en Mesetas-Meta, que tiene como connotaciones:

       1.  Nunca se supo cuántas armas tenían las Farc, ni cuántos integrantes tenían sus cuadrillas, por ende es imposible creer que solo tenían 7132 armas como afirma la ONU. Tampoco hay forma de verificar, que efectivamente las Farc si entregaron esas armas, pues los que se ve en los medios de comunicación, son imágenes generales de algunos contenedores, no de todos.

      2.  A mediados de 1998 fue capturado cerca de Neiva un terrorista de la cuadrilla Joselo Lozada de las Farc, quien confesó que en esa época habían llegado 5000 pistolas calibre 9 mm similares a la que se incautó a él, las cuales fueron distribuidas en todas las cuadrillas a lo largo y ancho del país. No hay claridad por parte de la ONU acerca de esas 5000 pistolas.

       3.  Entre 2001 y 2002 el funcionario del gobierno peruano Vladimiro Montesinos facilitó el ingreso de 10000 fusiles a las Farc. Una sencilla suma matemática indicaría que las Farc tendrían como mínimo 15 armas, sin contar las que les ingresaron después como consecuencia de los negocios con narcotraficantes, ni la que ya tenían antes de esos ingresos masivos, ni las que robaron a las Fuerzas Militares y de Policía.

       4.  No se puede dar credibilidad a una supuesta entrega de armas, cuando estas continúan dentro de contenedores que permanecen en las 23 zonas veredales y de repeso los terroristas tienen las llaves de los candados de los contenedores, es decir sería lo mismo que entregar la llave de la puerta de un banco y las claves de acceso a las cajas fuertes, a los ladrones de entidades financieras.

       5. No se entiende cual es la razón para que 700 terroristas continúen armados en las zonas veredales, pues si supuestamente ya están en paz y ya pueden hacer política, no hay justificación para esa conducta. Además ¿para qué necesitan armas si están protegidos por el Ejército?

       6. Todo militar que haya combatido contra las Farc, o que haya entrevistado terroristas desmovilizados o capturados de ese grupo, sabe que hay 2 ó 3 milicianos por cada guerrillero y que cada miliciano porta como mínimo un arma corta, aunque hay muchos que también portan fusiles, subametralladoras o carabinas. Eso indica que si se contabilizaron 6800 terroristas como dicen las Farc y la ONU, habría entre 14.000 y 20.000 milicianos con esa misma cantidad de armas, pero no aparecen ni los milicianos ni sus armas.

         7. Hay pruebas documentales de que las Farc tienen caletas con armas en Venezuela, la selva brasileña, la selva peruana, la selva ecuatoriana y la selva panameña.

        Todo lo anterior indica que las Farc están ganando tiempo, dilatando lo pactado para dejar al gobierno colombiano sin nada medible y verificable que mostrar, mientras que los terroristas buscarían el gobierno de transición y el reconocimiento del estatus de beligerancia. Su principal propósito es dar un salto cualitativo en el proceso revolucionario marxista-leninista. No desarmarse ni hacer ninguna paz, pues esas dos palabras no figuran dentro de su diccionario.

          El método revolucionario marxista-leninista de las Farc prevé el salto cualitativo y cuantitativo  del campo a la ciudad, es decir primero se construyen las “bases sociales, políticas y de milicias en las veredas” y luego se pasa a la ofensiva generalizada a las ciudades.

     Esto es importante tener en cuenta debido a que los doctores Jorge Cardona y Darío Castillo altos funcionarios de la Presidencia de la República y el Ministerio de Trabajo que antecedieron en las exposiciones, presentaron las propuestas del gobierno para vincular a la empresa privada en los proyectos de participación comunitaria desde la vereda y la construcción de procesos de cooperativismo, con la característica negativa que son proposiciones reactivas no proactivas y lo más grave impuestas por las Farc, que por su parte, si llegaron a la mesa en Cuba con un plan estratégico articulado y negociadores preparados para el efecto, frente a la impreparación y desconocimiento del adversario por parte de los delegados oficiales.

       Es inconcebible que el gobierno colombiano haya escuchado durante cuatro años consecutivos, todas las exigencias de los terroristas contra la propiedad privada, la organización comunitaria y en general en contra de la empresa privada, sin escuchar con la misma atención y tiempo a los gremios y pequeños empresarios, con la circunstancia agravante que luego de ser pactadas con las Farc sus exigentes imposiciones, ahí mismo se llama a la empresa privada a escuchar lo que se debe hacer para satisfacer a los comunistas armados y desarmados, sin haber concertado democráticamente con los empresarios que se podía negociar con las Farc, que no  y cuáles los alcances.

      Igual sucede con la seguridad civil, la seguridad pública y la seguridad nacional. Quizás el problema inicia en que ni los civiles saben de defensa nacional, ni los militares saben de política. Por ende, el primer paso es entender que la seguridad son medidas activas y pasivas para proteger las personas de cualquier agresión contra su vida, a las instalaciones del sabotaje y los documentos del espionaje. En ese orden de ideas, la seguridad nacional es una cadena de seguridades parciales, que en conjunto son una situación y cuando hay interferencias sustanciales a esa situación de seguridad, se activa la defensa nacional, que en esencia es acción para garantizar seguridad integral, bienestar social y desarrollo armónico de la nación.

      Mientras no se entiendan doctrinariamente esos conceptos y si al mismo tiempo se navega al garete por presiones de la propaganda comunista, que cataloga la seguridad nacional como la injerencia del “imperio estadounidense” y que la solución de paz, es cuando los comunistas gobiernen al país, sin que en el entorno tengan peso específico las realidades sociales, políticas, económicas y culturales de Colombia como nación, esa visión simplista en blanco y negro de la lucha de clases en Colombia, manipulada por la propaganda comunista o seguida por idiotas útiles, es un obstáculo para tener una visión clara de seguridad y defensa nacional en el país.

     En consecuencia, a juzgar por los hechos, cuatro años de conversaciones de los delegados del mandatario colombiano con delegados del grupo narcoterrorista, indican que las Farc hicieron una prolongada serie de imposiciones y el gobierno incurrió en una extensa carrera de claudicaciones.

      Al extremo que la Constitución Nacional está al borde de ser transformada con 310 páginas de imposiciones de las Farc, y ha generado la idea de algunas personas de volver trizas el pacto Farc-Santos, sin darse cuenta que lo realmente importante es reconstruir la constitución nacional, debido a los desafueros de un gobierno encabezado por el Premio Nobel de Paz y el mejor policía del mundo,donde la delincuencia campea, la corrupción es desenfrenada y el desgobierno con obvia ausencia del Estado, gravita por todo el país.

       Entonces, lo pactado entre Santos y las Farc infiere que todas y cada una de las partes de las 310 páginas, conducen al beneficio de inventario Farc, tales como:

       1.  Desarme manipulado y poco creíble

       2.  Nula devolución de los menores que están en estructuras terroristas.

       3.  Realidad del narcotráfico, pues las Farc niegan ser un cartel de narcotraficantes.

       4.  Dilatación sin límites para declarar las propiedades y dineros en poder de las cuadrillas

       5. Contactos con gobiernos extranjeros proterroristas y miembros del Frente Internacional de las Farc distribuidos por el mundo.

                Antes de efectuar la valoración geopolítica general de lo pactado entre el gobierno Santos y las Farc, el coronel Villamarín apunto que desde su nacimiento como república, Colombia ha adolecido por falta de formación geopolítica. Por esa razón se ha perdido casi un millón de kilómetros cuadrados y padecido la desastrosa separación de Panamá, o, el fallo de CIJ a favor de Nicaragua que expropia a Colombia de 75000 km2 de mar territorial.

       Acto seguido el coronel Villamarín analizó la incidencia Geopolítica y Geoestratégica de lo pactado por el gobierno Santos y las Farc:

       Ya en forma concreta frente a los aspectos geopolíticos, el expositor planteó:

      1. Prueba del desconocimiento de la importancia geopolítica nacional y regional del país, es que las respuestas del gobierno frente al pacto de 310 páginas son reactivas no proactivas, verbigracia la organización política rural desde lo regional hasta lo nacional y la implementación de cooperativas en ambos casos con obligaciones para la empresa privada, a la que no se consultó nada acerca de lo que se acordaría con los terroristas, ni siquiera se previó mientras se conversaba en Cuba como articular estas soluciones en el acuerdo final, sino que se permitió que las Farc impusieran la idea, la diagramaran en la mesa y una vez hecho el pacto, que obediente el gobierno salga a cumplir lo ordenado por Iván Márquez imponiendo acciones a la empresa privada, disimuladas con el argumento de la paz y de unirse al proceso o quedarse del tren.

        2. Como no se negoció con un plan estratégico por parte del gobierno colombiano, las Farc impusieron la iniciativa estratégica, sacaron ventajas políticas e impusieron el empate táctico de sumatoria cero, en todas y cada una de estas actividades.

       3. La mayor parte de los actuales congresistas colombianos con énfasis en la denominada Unidad Nacional santista, no están preocupados por el incierto futuro de lo pactado, sino por las dos cosas que más interesan a los dirigentes políticos colombianos: El presupuesto público y la nómina. Tampoco están preparados para manejar un problema de la dimensión que el gobierno Santos creó al país al aceptar todas las imposiciones de corte socialista y escalonadas de las Farc.

      4.La ubicación geográfica de las 26 zonas veredales, que luego dijeron que son 23 denota un previsivo planeamiento estratégico de las Farc para apropiarse de esas sedes que no serán transitorias sino permanentes, para desplegar desde allí el proyecto revolucionario avanzado, retar al Estado central y avanzar hacia la consolidación del socialismo.

       5.Llama la atención que importantes zonas de presencia histórica de las Farc verbigracia el Oriente Antioqueño, el Sumapaz o Uribe, sin mencionar otras más, no tengan zonas veredales, a sabiendas que desde hace muchos años estas zonas están infestadas de milicias de las Farc, que esos milicianos no se desmovilizaron, y que por tratarse de zonas donde supuestamente ya reina la paz no habrá presencia militar, entonces las Farc tendrán a sus anchas esos territorios para seguir construyendo la revolución político-armada clandestina.

      En torno a los aspectos geohumanos, es cuestionable que existan las supuestas disidencias de las Farc, debido a que estas se concentran en zonas históricamente ocupadas por antiguos miembros del Partido Comunista y ahora por los organismos de fachada de las Farc denominados “organizaciones sociales”. En estas zonas es obligatorio carnetizarse en el partido e incorporarse a las formas de organización comunitaria marxista leninista, e integrarse a las Farc como guerrillero, como miliciano, o como miembro activo de las redes de apoyo.

      Al mirar un mapa de Colombia se aprecia que la ubicación de las supuestas disidencias de las Farc coincide con zonas donde ha funcionado desde hace varias décadas la retaguardia estratégica de las Farc, además de ser regiones muy importantes para ese grupo terrorista en el proyecto financiero con dineros derivados de la cocaína, la minería ilegal y la facilidad de llegar a Venezuela donde las Farc cuentan con la complicidad del régimen de Maduro.

     En torno a los aspectos geoeconómicos, el coronel Villamarín llamó la atención acerca de la concepción estratégica de los planes gubernamentales, que no fueron ideados para contrarrestar y derrotar la estrategia enemiga, sino como paños coyunturales de agua tibia, sin certeza que tendrán continuidad y sin objetividad a largo plazo.

     Frente a los riesgos jurídicos que tendría el pacto Santos-Farc, se encuentran:

        1. Las Farc podrían aprovechar la amnistía e indulto para sus terroristas, sin renunciar a la guerra revolucionaria y sus objetivos finales. Ya lo hicieron con la amnistía firmada por Belisario Betancur en 1982. Recibieron y aprovecharon esa gabela legal que les limpió los prontuarios delictivos, pero siguieron delinquiendo amparados en que lo pasado e indultado ya no puede ser juzgado.

    2. Lo más probable es que tan pronto adquieran posicionamiento político las Farc cambien las reglas de juego de lo pactado y arremetan jurídicamente contra empresarios y militares, que son los principales obstáculos a su proyecto de colectivización económica marxista-leninista. No son elucubraciones irresponsables, sino el producto de la decantación científica de lo sucedido hasta ahora con el pacto Farc-Santos y la consuetudinaria conducta tramposa de las Farc.

     3. Imponer la desarticulación sistemática de las Fuerzas Militares, hasta que no haya ninguna fuerza militar estatal con capacidad de impedir el desarrollo del plan estratégico de las Farc. Para lograr ese cometido contarían con las 10 curules entregadas a dedo, las otras 16 seguras que tienen en las zonas de alto impacto geohumano e histórico de las Farc, los congresistas proclives al terrorismo comunista y los “enmermelados” de la unidad nacional.

      4.  Es muy riesgosa la pretendida preminencia policial y seguridad civil en los entornos empresariales porque al desarticular las Fuerzas Militares y reducirlas a escasos pies de fuerza fronterizos, se incrementaría el número y la presencia policial con la circunstancia agravante que muchos terroristas supuestamente desmovilizados se integrarían a la policía rural, serían ahora autoridad y podrían imponer el comunismo con el poder en la mano.

      5. Uno de los serios riegos al respecto es que hay intenciones de las Farc para comprar empresas de vigilancia reconocidas por la superintendencia e instalar en ellas a terroristas desmovilizados, con la  enorme ventaja que podrían tener observación directa sobre sus “enemigos de clase”, para después atentar contra ellos con la apariencia que se trataría de delincuencia común ajena a la “paz de las Farc”.

      Respecto al tema de los nuevos actores de conflicto armado, el expositor examinó posibilidades tales como:

     ¿Existen disidencias de las Farc y el Eln? ¿O es una habilidosa estratagema?, habida cuenta que el Eln está desarrollando en Quito la parte que le corresponde en el libreto para engañar al país en conjunto con las Farc. E inclusive piden que ingrese el Epl que queda en la región del Catatumbo.

     Las bandas criminales o Bacrim, están ubicadas en zonas de trascendencia  geoestratégica para el proceso de paz con las Farc, tiene negocios de coca con ellos y son una seria perturbación para la seguridad de la empresa privada y de los indefensos ciudadanos en general, cuando estos delincuentes decidan actuar contra sus tradicionales víctimas civiles inermes.

    Al tratarse de una estratagema a largo plazo de cambiar espacio por tiempo y preparase para la ofensiva final, es importante prever como podrían conformar las Farc, los  comités de defensa de la revolución, que obviamente necesitarían en caso de avanzar más hacia la toma del poder y conservarlo luego si lo conquistan.

     En este sentido, la estratagema resultaría perfecta pues tendrían reducida la fuerza militar a la mínima expresión, la policía infiltrada, la seguridad civil en sus manos y el simultáneo control represivo de las comunidades por medio de las milicias bolivarianas, el partido comunista clandestino, el movimiento bolivariano clandestino y el partido comunista tradicional.

     Esta situación podría desembocar en el obvio rearme de grupos de justicia privada mal llamados paramilitares, la reaparición de “para-estados” cogobernados por criminales de diversas pelambres y el obvio incremento de la violencia de diversas vertientes.

     Igualmente sin tratarse de ideologías de izquierda o derecha, no es descartable que ante el oscuro prontuario de crímenes y delitos que las Farc cargan en su fardo, podrían sobrevenir muchas venganzas personales, o la exacerbación de grupos de justicia privada mal llamados paramilitares.

     Por anteriores experiencias de negociaciones de paz con otros grupos terroristas colombianos, tienen mayor probabilidad de ocurrencia venidera, algunas modalidades delictivas tales como:

1. Extorsión

2. Secuestro

3. Homicidios

4. Sabotaje

      El coronel Villamarín enfatizó que las cuatro conductas delictivas enunciadas son tradicionales en a Farc, pero la que cobraría mayor fuerza sería el sabotaje realizado por medio de la vigilancia infiltrada por las Farc, las “organizaciones sociales” que reclamarían presencia laboral y supervisión popular de los proyectos, así como las milicias armadas que continuarán la preparación de la defensa de la revolución comunista a largo plazo.

     En torno a los convenios con la Fuerza Pública y controles del Estado, el expositor anotó que:

     La situación actual de los contratos de seguridad militar en los complejos minero-energéticos están vigentes de acuerdo con el plan energético-vial y los convenios suscritos por el ministerio de Defensa con la empresa privada, pero se corre el preocupante riesgo que al asumir esa seguridad la policía rural infiltrada por las Farc, el asunto se politice a favor de las milicias guerrilleras clandestinas, el movimiento bolivariano clandestino y el partido comunista clandestino, respaldados por los 26 congresistas de las Farc, los enmermelados y los cómplices que ya tienen los terroristas en esta corporación legislativa.

    Hay preocupantes limitaciones de inteligencia militar debido a que mientras avanzan las primeras etapas de las imposiciones de las Farc, las tropas que garantizan la  seguridad minero-energética, no pueden tener archivos ni bases de datos de personas u organizaciones, no pueden hacer sin orden judicial registros de viviendas rurales de potenciales miembros de grupos terroristas, ni se permitirá a la fuerza militar ejercer funciones de seguridad física que no sea fronteriza y además muy poca.

       El coronel Villamarín terminó la exposición con las siguientes conclusiones:

       1. Para tener éxito en la implementación de cooperativas, proyectos de desarrollo comunitario auto-gestionario, o desarrollo minero-energético, se requiere seguridad local, regional uy nacional. Es el Estado y no los particulares, mucho menos un grupo terrorista en apariencia desmovilizado quien debe poner las condiciones.

         2. Obliga a los ejecutivos de todas las disciplinas profesionales conocer y comprender la geopolítica como ciencia y praxis para interactuar de manera proactiva y previsiva frente a los retos sociales, políticos y económicos del futuro del país.

         3. Mientras sean los grupos terroristas quienes llevan la iniciativa en los programas de desarrollo social,  la violencia se arraigará y multiplicará. Volverán al escenario los mal llamados paramilitares y habrá nuevas oleadas de violencia.

          4. Si la industria privada permite que el gobierno expida patente de corso para la desarticulación gradual de la fuerza militar y el abandono de la defensa de las fronteras, la situación será más compleja y dramática para garantizar la defensa nacional de los colombianos.

          5. Es necesario mirar el problema del supuesto desarme de las Farc con objetividad. En estrategia y geopolítica no bastan las buenas intenciones, sino los hechos medibles y verificables que son los que construyen las ciencias.

       Como corolario final de su disertación el coronel Luis Alberto Villamarín puntualizó, que de las tres preguntas planteadas al inicio del conversatorio, la más aproximada a la realidad sería que el presidednte Santos y el terrorista alias Timochenco de las Farc, firmaron un pacto de conveniencia personal para el Premio Nóbel del mandatario y de garantía para que las Farc sigan desarrollando su plan estratégico en desmedro del futuro de Colombia.

        El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es especialista en defensa nacional, estrategia y geopolítica, autor de 33 y más de 1200 artículos libros acerca de estos temas, conferenciante internacional y analista invitado permanente de la cadena de televisión CNN en español.

 

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