Análisis político estratégico del ataque de las Farc en el Cauca

Publicado: 2015-04-15   Clicks: 6248

        Análisis del conflicto colombiano

    El duro golpe propinado por las Farc a las tropas de la Tercera División en el Cauca en horas de la madrugada del 15 de abril de 2015, reafirma una vez más, que desde la aparición de las guerrillas comunistas en Colombia, sin excepción, los sucesivos gobiernos han actuado sin estrategia ni coherencia político-militar frente al problema, mientras que las Farc han seguido al pie de la letra los contenidos de su plan estratégico, los documentos programáticos y la reingeniería a sus programas políticos y armados, trazados durante cada una de las conferencias guerrilleras y los plenos ampliados del Secretariado.

     Con habilidad táctica en guerra de guerrillas y camufladas dentro de la población civil previamente organizada en milicias bolivarianas, movimiento bolivariano clandestino y partido comunista clandestino, las estructuras armadas de las Farc han “construido más Partido Comunista en la periferia, para ir rodeando los centros de poder político-social y económico de la burguesía en 30 ciudades del país” como aparece textualmente en algunos de sus escritos.

     Al cotejar el mapa de Colombia con los contenidos de los documentos programáticos de las Farc, con su plan estratégico y los hechos paralelos a la mesa de conversaciones en Cuba, salta a la vista que el problema de la zona Pacífica no es solamente la actividad armada de las cuadrillas que delinquen en el departamento del Cauca, pues este accionar es apenas una parte del proyecto a largo plazo: Rodear la “periferia” de Cali, Popayán, Buenaventura, Tumaco, Quibdó; controlar todo el litoral Pacífico; dominar los departamentos de Nariño, Cauca, Valle y Chocó; y, asegurar el control fronterizo con Panamá y Ecuador, de la misma manera que pretende hacerlo ISIS desde Irak y Siria con Turquía y Jordania.

     Esa misma construcción geoestratégica de zonas controladas por las milicias bolivarianas, respaldada por organizaciones populares proclives al terrorismo, (las mismas que ponen el grito en el cielo cada vez que alguien señala tal realidad), se está desarrollando de manera sistemática en toda la periferia de Colombia, para cuando las guerrillas tengan mayor fortaleza, o cuando producto de un acuerdo político, los cabecillas de las Farc que no pagarían cárcel, adecúen las condiciones para el asentamiento del socialismo del siglo XXI.

     En ese sentido como lo premonizaron los teóricos de la guerra revolucionaria, las guerrillas son un estímulo a la subversión. Esa es la parte fundamental del Plan Estratégico de las Farc, que doctos e ignaros del asunto, ni entienden ni se dejan explicar.

    La soberbia es la peor consejera en asuntos de guerra y paz. Para las Farc las conversaciones en Cuba son un paso más del materialismo dialéctico y una etapa más de su avance hacia la toma del poder porque “juraron vencer”. Para su ensoberbecido enemigo de clase como denominan al fisurado establecimiento colombiano, la paz es la oportunidad de que los terroristas silencien los fusiles y se mantenga el statu quo de las "familias dueñas del país", acolitadas por séquitos inmersos en la corrupción y la politiquería. Así la gran masa colombiana está sujeta al vaivén de la violencia terrorista comunista y la violencia por inacción de los autoconvencidos dueños del poder.

     En ese escenario el Ejército colombiano obligado por deber constitucional entrega lo mejor de la juventud colombiana a defender unas castas inoperantes y corruptas, para que el país no caiga en manos de criminales comunistas, tan corruptos y quizás peor de siniestros que quienes desean remplazar, sin que el Congreso de la República cumpla función constitucional para la que fue elegido, cual es la de ejercer control político y penal sobre las actuaciones del presidente.

    Complot contra Colombia CaratulaComo el gobierno nunca, pues no es solamente ahora, ha tenido estrategia clara para contrarrestar el Plan Estratégico de las Farc, hoy los terroristas manejan la agenda y los tiempos en Cuba. Y por medio de argucias habilidosas como la falsa promesa publicitaria de un cese unilateral de fuego, cacareado por estrategas de escritorio y analistas de lo divino y lo humano; conminaron a la suspensión de los bombardeos sobre las guaridas, urdieron la farsa del desminado tan defendido por los miopes asesores y contratistas de costosísimos e improductivos estudios gubernamentales, y mil tramas más, mientras en Cuba aprovechan las largas ausencias de los negociadores oficiales, para comprar armas a los traficantes internacionales, planear y aprobar acciones audaces como la ocurrida en Buenos Aires-Cauca, con los claros poropósitos de poner contra las cuerdas la escasa credibilidad del presidente Santos, presionar con los cómplices desarmados el cese de fuego bilateral y  ganar tiempo en los objetivos de su plan estratégico.

    Entretanto, la soberbia de Santos, su ministro Pinzón y el enorme séquito de congresistas de la Unidad Nacional, carentes de conocimiento político-estratégico de la guerra que todos los días se teje desde selvas y montañas  contra la institucionalidad colombiana, dejan al garete a los soldados que a diario reciben mensajes ambiguos, amenazas veladas de la Fiscalía, mensajes utilitaristas nacidos de la pelea por la torta burocrática entre el mandatario actual y su antecesor, mensajes críticos a montones por las redes sociales y poca claridad de sus comandantes acerca de qué hacer, no por falta de voluntad del liderazgo militar, sino por falta de claridad de la dirección política del Estado y la misión de las tropas.

     La explicación es sencilla. Tómese como referente la frase del mariscal alemán Von Clausewitz: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”. Vista esta frase en sentido práctico, quiere decir que un Estado va a la guerra cuando ha fallado su política, y con mayor razón cuando no hay política clara como sucede en Colombia, donde hace varias décadas el Partido Comunista declaró la combinación de formas de lucha, como el método ideal para acceder al poder, reemplazar  a la odiada oligarquía e imponer una dictadura totalitaria.

     Por desgracia en lugar de entender eso, se ha caído en el error de creer que los terroristas renunciarán  a sus objetivos, cada presidente se cree un Mesías sin estrategia y sus funcionarios y asesores se creen doctos sobre todo de lo que no conocen.

     Mientras tanto Colombia sigue sumida en el atraso tercermundista en las zonas donde las guerrillas son la fuerza coactiva y la construcción del embrión de Estado marxista-leninista, pese a cantos de sirena y autoelogios de los mejores ministros del continente, condecoraciones coordinadas por los embajadores para los mandatarios de turno y el tropicalismo que nos caracteriza.

     Por lo tanto las Farc, aplican los principios de la guerra con énfasis en la sorpresa, conservan la iniciativa estratégica y manipulan la opinión. Al mismo tiempo humildes colombianos ataviados con el uniforme de la patria, caen acribillados o quedan inválidos por el resto de sus vidas, con la triste realidad que el lamentable fracaso operacional que cobró la vida de 11 soldados y graves heridas a otros más, no será el último de este prolongado desangre, pues por desgracia está fallando la dirección política de la  guerra, es decir no hay claridad ni objetivos estratégicos.

Duélale a quien le duela, esa es la crudeza del actual escenario de guerra y paz en Colombia.

 

Coronel  Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.com

Analista de asuntos estratégicos

 

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