Polos de desarrollo y conflicto armado

Publicado: 2007-11-23   Clicks: 3587

 

Por coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

Escritor estratega

Publicado  el 23 de Noviembre 2007 3:43 PM en el Diario El Tiempo de Bogotá Colombia

http://www.eltiempo.com/blogs/analisis_del_conflicto_colombiano/2007/11/Polos-de-desarrollo-y-conflict.php

            El conflicto armado colombiano está sobrediagnosticado. Son muchas las soluciones viables que se sugieren en cada estudio, pero por infortunio muy pocas las que se llevan a la práctica, por falta de una línea estratégica de desarrollo proyectada en el tiempo, y además, por falta de ganas de llevarlas a cabo.

            Siempre se menciona el enorme potencial económico y la privilegiada inteligencia del colombiano, pero de ahí en adelante se navega en el mar de las justificaciones y las disculpas orientadas en responsabilizar a terceros de todos nuestros males.

            Hace falta dar el paso para romper el cerco histórico a que nos han sometido por parejo, los demagogos politiqueros tradicionales, la violencia impulsada por los comunistas y el terrorismo de todas las vertientes financiado por el narcotráfico.

            A manera de ejemplo citamos algunas ideas, que pudieran servir como polos de desarrollo para desatafagar al país y generar beneficios socio-económicos masivos:

            En 1600 kilómetros de litoral Atlántico con bellas playas vírgenes bañadas por las cálidas aguas del Mar Caribe, caben muchos hoteles, cabañas, centros recreacionales, clínicas de belleza estética, clubes de pesca deportiva, etc, que por sus condiciones geográficas podrían ser el complemento de unos complejos recreativos con similar o mejor tecnología que los parques de Disney en Orlando Florida.

            Y al frente de ese litoral se pueden desarrollar las industrias pesquera y minera, pues falta por explotar el extenso subsuelo marino, sin contar con la investigación científica que se deriva de tanta riqueza adormecida.

            Los llanos orientales tienen el territorio propicio para construir sociedades de desarrollo comunitario al estilo de los kibbutz de Israel. Turismo ecológico, agricultura, ganadería, pesca en ríos, transporte fluvial y mucho mas se puede y debe desarrollar allí.

            Las selvas del Amazonas y la Orinoquía son dos fuentes inexploradas de turismo ecológico. El litoral Pacífico tiene todas las condiciones para desarrollar turismo ecológico, investigación científica y un mar abierto para explotar las pesca de moluscos, en condiciones de competir con Chile y Perú.

            Entretanto, Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla son ciudades con potencial de atractivo turístico, por su clima, su riqueza cultural, su historia, etc. Pero todas necesitan el metro para el transporte urbano…Y mucho mas.

            Para articular esos polos de desarrollo es imprprogable comenzar a construir autopistas en el sentido de la palabra, no las trochas pavimentadas y mal señalizadas que no aguantan un invierno, pero que nos acostumbramos a tener, y en forma eufemística llamamos con tono rimbombante: La Panamericana, la autopista Medellín-Bogotá, la Panorámica, la troncal de la costa, etc. Igual, necesitamos líneas férreas para trenes de carga y pasajeros, que atraviesen el territorio en todos los sentidos.

            En el orden laboral es impostergable la afiliación de todos los colombianos al seguro social, no solo con el número sino con la efectividad que obligue a patrones y empleados a pagar las cuotas por mínimo que sea el contrato o la dependencia laboral. Al mismo tiempo es perentorio “obligar” a los obreros y empelados a ahorrar para la construcción de vivienda, con normas exigentes que les impidan vender la propiedad a corto o mediano plazo, en especial para proteger la mujer y la niñez.

Y para que toda esa dicha sea posible, se requiere resolver el problema del terrorismo contra la población civil y la infraestructura económica. Sin seguridad, es imposible atraer la inversión. Por esa razón hay que vincular las Naciones Unidas a la solución del conflicto armado.

            Aunque todo esto parezca utópico, en parte es posible, si las universidades asumen el reto de educar para reconstruir a Colombia. Cito las universidades, pues por ser estas los centros donde se reúne lo mejor de la investigación y el conocimiento, y porque sin estar contaminadas por la politiquería, constituyen la base sólida del principio de las soluciones integrales.

El reciente rechazo a los partidos políticos tradicionales y el respaldo contundente en las urnas a candidatos como Uribe Vélez y Moreno Rojas, demuestra que Colombia ya no quiere promesas sino acciones, y que quienes piensen y actúen en el sentido de los polos de desarrollo, no solo van a ganar los futuros comicios, sino a transformar favorablemente el país.

            Necesitamos semillas de proactividad, liderazgo y acción. Requerimos personas dispuestas a hacer cosas novedosas, a emprender grandes proyectos. No sirven los mediocres, ni los criticones, ni los politiqueros que a toda solución le encuentran un problema o una justificación para entorpecer todo. Es simple y llanamente, salir del cascarón, pues quien busca encuentra y el que persevera llega.

            Hace tres décadas el profesor Alberto Mendoza Morales teorizó acerca de “Romper el Cerco”. Sin duda llegó la hora de hacerlo, de cambiar mentalidades vetustas adheridas al criterio individualista de quienes “jodieron” a Colombia y hoy son llamados prohombres, o de los comunistas resentidos que solo piensan en nutrir los cuadros directivos de las guerrillas con alumnos universitarios, primero integrados a la Juventud Comunista y luego a las estructuras clandestinas armadas.

Después de cuatro largas décadas de terrorismo comunista, quedó demostrado que las farc no representan al pueblo, que los campesinos les cooperan por miedo y que la obsoleta ideología marxista-leninista, hace parte del museo de los dinosaurios que no evolucionaron. Es el momento de asimilar el ejemplo del desarrollo integral del primer mundo y de trabajar de manera persistente en torno al cambio de estructuras y costumbres políticas, en beneficio de toda la población colombiana y no de los privilegios de las ineptas castas dirigentes o de los comunistas con sus bandas terroristas.

En síntesis, necesitamos un cambio con profundidad, proyección, respeto a las libertades lejos de la verborrea comunistoide o la demagogia de siempre. Esa es la verdadera Nueva Colombia que necesitamos para nosotros y nuestros sucesores. De lo contrario nos quedamos del tren de la historia y países cercanos con mas visión futurista, nos van a dejar atrás. Como en el fútbol: El que no hace goles, los ve hacer….

 

            Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

            Analista de asuntos estratégicos

            www.luisvillamarin.com

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