Inmigración: Sueño, Drama y Realidad

Publicado: 2006-11-26   Clicks: 2583

Escrito por:
Coronel Luis Alberto Villamarin Pulido
Escritor-estratega
Publicado el 20 de noviembre de 2006 en la Revista Migrante de la Fundación Esperanza

 http://www.infomigrante.org/revista//index.php?option=com_content&task=view&id=122&Itemid=374

       En los últimos veinte años han emigrado de Colombia más de siete millones de compatriotas. Un alto porcentaje de ellos, profesionales u operarios con mano de obra calificada. El choque cultural que enfrentan es enorme. Es una experiencia que encarna sueño, drama y realidad.
 
       El sueño
 
      Por diversos motivos, muchos colombianos han dejado atrás la patria, el hogar y las vivencias ancestrales, para viajar a otros países en busca de oportunidades que les fueron negadas por efectos de la compleja situación sociopolítica y socioeconómica del país.
     Los he encontrado en los Estados Unidos, Francia, España, Italia, Inglaterra, Israel, Chile y Ecuador. Sin excepción todos llevan consigo un sello característico, una marca indeleble, unos rasgos inconfundibles. Casi ni siquiera es necesario hablar con ellos para identificarlos.
     Pese a la distancia de la tierra natal, todos conservan los rasgos culturales e individuales que hace de los colombianos, personas únicas en el planeta. La inconfundible belleza de la mujer colombiana resalta en todos los escenarios. Sea caleña, bogotana, pereirana, quindiana, costeña, santandereana, antioqueña, manizaleña, llanera, chocoana, nariñense, su gracia femenina es exclusiva.
     La alegría característica es otro rasgo perenne. No importa la gravedad de la situación o las dificultades actuales o potenciales. Siempre mediarán el chiste, el comentario jocoso, el gracejo y la obvia carcajada, que hace olvidar los malos momentos y reconfortar las esperanzas.
     Por efectos de las distancias geográficas y culturales, cobra vida un sentimiento de patriotismo que inexplicablemente permanece dormido cuando se vive en Colombia. Las celebraciones de las fiestas patrias son verdaderos carnavales de alegría, colorido, folclor y despliegue de amor por lo nuestro.
    Es realmente hermoso ver los niños con las caritas pintadas con banderitas colombianas, al tiempo que lucen balacas, pañueletas, camisetas, pulseras, anillos, aretes, pines, gorras, cinturones y mil aditamentos más con el tricolor nacional.
    La salsa valluna, el vallenato, la cumbia y el porro costeños; el currulao del Pacífico, el sanjuanero huilense, los bambucos tolimenses, el joropo llanero, la música guasca, el merengue, y muchos ritmos mas, hacen bailar hasta los mas tímidos. Todo es alegría, folclor y remembranza de unas raíces, que nadie quiere perder. Al preguntar a cualquier niño de padres colombianos, ¿cuál es su nacionalidad?.... La respuesta es simple y directa: ¡Colombiano!!!!!.
     Además de la fiesta y la alegría, hay compatriotas que construyen pequeñas embajadas virtuales. Son las cafeterías, las panaderías, los restaurantes y discotecas colombianas. He visto atiborrados estos negocios en New York, New Jersey, Chicago, Miami, Tampa, Houston, Madrid, Los Angeles, París, Barcelona, Valencia, Turín y Dallas. En lugares tan lejanos en el mapa, pero tan cercanos a los corazones de muchos, he encontrado el sabor del pan de bono, de la arepa paisa, de la carimañola, de la bandeja paisa, del sancocho, del ajiaco, de los tamales, del cuchuco con espinazo y mucho mas.
Lo único que hace falta para la felicidad completa es que esto ocurra dentro del territorio colombiano.
   
      El Drama
    
      Así como hay alegría y felicidad también hay dificultades. He entrevistado cientos de compatriotas que entraron a los Estados Unidos por “el hueco” y aún permanecen “ilegales”, Otros que se aventaron a consolidar el sueño americano y entraron con visa de turista, de estudiante o de negocios y se quedaron. Unos han logrado “coronar los papeles” y ahora son residentes o ciudadanos. Otros llevan muchos años y continúan indocumentados, trabajando muchas horas por un pago exiguo.
       Casi todos cargan un pesado lastre, pues gran parte del dinero que ganan lo envían a Colombia para ayudar a resolver los gastos de la familia, e inclusive algunos llevan muchos años sin ver a sus hijos. Otros ni vieron nacer a sus hijos ni morir a sus padres. Parecen marineros de un buque sin rumbo.
     He visto en Madrid y Barcelona a pereiranos emprendedores. También he hablado con colombianos que inmigraron atraídos por la fortuna que ofrece la riqueza de la Unión Europea en un país donde no existe la barrera idiomática de los Estados Unidos o Francia. Una parte de esa inmigración llegó atraída por el dinero fácil del delito. Otra llegó esperanzada en construir un futuro mejor. La imposición de la visa por parte de España, hizo más compleja la solución del estatus legal, para quienes entran como turistas o recurren a mil artilugios, para ingresar con pasaporte ecuatoriano o venezolano, por algún país del oriente europeo.
      Sea fuera o dentro del delito, hay un rasgo característico del colombiano que habita en España: Extraordinaria inteligencia matizada por una agudeza mental precisa para hallar las oportunidades del éxito financiero.
En ese entorno, tanto en Europa como en Estados Unidos, crecen los hijos de los inmigrantes colombianos. Muchos igual que sus padres, desean regresar a la tierra de sus orígenes. O para conocerla o para disfrutar de los paseos de olla, del baño en el río, del partido entre Nacional y América, del clásico futbolero del domingo, de la vuelta a Colombia, de la navidad en casa, del año nuevo en al finca o del puente Emiliani, del discotecaza del fin de semana, etc.
      La procesión se lleva por dentro. Por andar en malos pasos, unos pocos, mancillan la imagen de la mayoría. No falta quien estigmatice o pretenda generalizar. Sin embargo siempre aparecen los talentos que descuellan. He encontrado científicos colombianos en la Nasa en Houston, en los hospitales de New York, New Jersey y Conneticut; ingenieros físicos al servicio del Pentágono; ingenieros de sistemas en importantes empresas españolas; alcaldes de municipios en Estados Unidos; dirigentes cívicos y comunales. En síntesis, una muestra concreta de la realidad colombiana.
 
      La Realidad
 
      Al evaluar lo que sucede con los compatriotas, dentro y fuera de Colombia, es evidente concluir que con la emigración forzada se va mucho talento. Es triste encontrar médicos, odontólogos, abogados, ingenieros, profesores, economistas, administradores, ejerciendo labores como meseros, taxistas, aseadores, pintores de brocha gorda, albañiles, mecánicos automotrices, vendedores en tiendas, etc.
     Sin duda aquí esta perdiendo Colombia, pero quien convence a los dirigentes políticos corruptos de siempre que el pésimo manejo que han dado al país, coadyuva a este drama. Mientras no haya responsables enjuiciados y castigados, habrá desorden y problemas similares.
No por que los trabajos enunciados sean indignos o desmerezcan. Lo dramático es que en esos empleos, los profesionales universitarios, a menudo reciben mejores salarios que los percibidos en Colombia. Por lo menos asi pueden sostener a la distancia, una casa digna y pagar los estudios de sus hijos, mientras mejoran el idioma, se ubican mejor, adquieren “papeles” y pueden llevar la familia. Unos lo logran. Otros se quedan en el camino y hasta sus hogares se desbaratan. Cruda realidad del tercermundismo incrustado en el primer mundo.
     En otras ocasiones, los colombianos que salen del país y envían dinero a sus familiares, se convierten en algo material. Son útiles y buenos porque deben enviar dinero y nada más. Mientras unos se quiebran el espinazo para conseguir “la platica”, otros en Colombia la disfrutan sin solidarizarse con el esfuerzo de sus mentores. Son muchos los casos que he conocido.
     No existen estadísticas serias y confiables al respecto, porque no ha habido ninguna institución que estudie el caso concreto. Al fenómeno socioeconómico que es la mayor causa de la emigración se suma un pequeño porcentaje de emigración por motivos políticos. En este segmento he encontrado propagandistas de oficio dedicados a desprestigiar al gobierno del presidente Uribe. Son izquierdistas: algunos pagados por las Farc, otros que son comunistas por ideología, otros que osan de intelectuales y otros que fueron víctimas de las guerrillas o de los paramilitares.
En síntesis, la emigración colombina hacia diversos puntos del planeta es tan variada y compleja como nuestra idiosincrasia. Hay de todo un poco y de todo una muestra. Es Colombia trasladada a otros paises. Con virtudes y defectos. Con sueños y pesadillas. Con alegrías y tristezas. Con talento y empeño. Es un fenómeno real, que no ha sido escrito ni evaluado en su dimensión real.
      Mientras tanto sigo el sendero del caminante incansable. Hoy en Chicago, mañana en Madrid, Barcelona, Valencia y Palmas de Mallorca. En un mes en Colombia. Luego New York y después desde cualquier lugar del planeta. El mundo sigue su marcha y Colombia sin poder encarar la realidad del drama del talento que emigra hacia otras tierras, como las gaviotas en invierno.
     Este articulo fue realizado para Infomigrante por el Escritor Colombiano Luis Alberto Villamarin Pulido quién el 22 de septiembre de 2006, recibió el premio “Verdadero Orgullo Hispano”, de la Organización que lleva el mismo nombre con sede en el área triestatal de New Jersey, New York y Connecticut de los Estados Unidos, como reconocimiento a la carrera literaria plasmada en 14 libros de su autoría relacionados con el conflicto colombiano, el terrorismo internacional y la historia patria.
       Para tomar la decisión final el jurado evaluó las obras Narcoterrorismo la guerra del nuevo siglo, Conexión Al Qaeda, y Delirio del Libertador.
 
        Para mayor información acerca de los libros los invito a visitar www.luisvillamarin.com

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