Análisis del conflicto Colombiano
Como suele suceder desde hace cinco décadas con los sucesos de la guerra contra el terrorismo comunista, los medios de comunicación se limitaron a reseñar la noticia de la baja de Jerónimo Galeano, y a especular un poco acerca de la eventual muerte de Alfonso Cano, pero una vez más brillaron por su ausencia, el análisis estratégico y la concepción real del problema.
Hubo más trascendencia para las ligerezas del ministro de Defensa en torno al tema, que para el análisis profundo del asunto. Es inconcebible que Rodrigo Rivera incurra en el error de su antecesor Juan Manuel Santos, que en el afán de ser presidente, se dedicó a vanagloriarse como el genio estratégico de la Operación Jaque, con dos publicaciones y múltiples videos de autopromoción, sin guardar el secreto o la clasificación ultrasecreto que ameritaba la operación.
Esta vez Rivera reveló el secreto de los francotiradores y aseguró a pie juntilla que Cano está en la mira. ¿Publicidad auto-elogiosa con evidentes fines electoreros? Claro que sí. En contraste, nada de análisis estratégico, de asimilación de los hechos y de aclaraciones a la opinión pública, de cómo afecta este golpe al Plan Estratégico de las Farc y como se le cierran caminos a los cómplices nacionales e internacionales de los terroristas que pretenden legitimarlos, además de cómo mejora sustancialmente la seguridad de los compatriotas.
De la operación contra jerónimo, surgen elementos de alto valor para la inteligencia estratégica y la comprensión general o particular de: ¿En que andan las Farc?. ¿Qué urde Cano? ¿Cómo afecta este golpe sus planes a mediano y largo plazo? ¿Cómo hacer acción sicológica para promover desmovilizaciones de otros terroristas y desertores de las Farc, que conlleven a nuevas operaciones similares o de mayor envergadura que esta?
Habrá quienes dicen que esos son secretos de Estado. Pero, ¿Cuáles secretos puede haber, si en su afán auto-publicitario los propios ministros de defensa incluido Rivera, los revelan a cada rato?. La realidad es otra: Ni el Estado en su conjunto, ni los Ministros de Defensa de turno durante dos décadas, han diseñado políticas de Estado, ni estrategias integrales para dirigir a las Fuerzas Militares en la guerra contra el narcoterrorismo comunista.
La dificultad parte que ninguno de ellos sabe de defensa nacional, ni de movilización nacional, ni de estrategia operativa, ni de guerra revolucionaria, ni de acción integral, ni de las dificultades operacionales y administrativas de las tropas.
Y si alguien cree que esto no es cierto, proponemos que los distinguidos ministros de defensa desde 1991 y todos los presidentes de 1964 en adelante, se sometan a un examen escrito de estos temas en la Escuela Superior de Guerra, para ver si lo aprueban en el campo académico, porque en el práctico con excepción de Uribe, todos lo perdieron. Por esa razón la guerra es interminable en Colombia.
El computador incautado a Jerónimo Galeano es otro tesoro informativo, que ojalá no termine como los de Raúl Reyes, convertido en el as debajo de la manga para la publicidad personal de un viceministro de Defensa que lo manejó a cuentagotas por instrucciones de Santos. O lo que sucede con los computadores de Jojoy y Tirofijo incautados en la Operación Sodoma, que solo han servido para reforzar argumentos para la destitución de Piedad Córdoba y para que el presidente Santos se haya hecho el nuevo mejor amigo de Chávez y Correa, o para que este mismo mandatario juegue a imaginarios de eficiencia informativa en sus consejos comunales, publicando refritos acerca de las Farc, solo comparables a que el agua moja y es muy importante en la navegación marítima.
Por miopía en la visión estratégica e inexplicable condescendencia con los cómplices de las Farc, estos computadores no han sido entregados como pruebas sólidas ante la Corte Penal Internacional contra Lula da Silva, Rafael Correa, Celso Amorín, Marco Aurelio García, Daniel Ortega, Evo Morales, Raúl y Fidel Castro; ni tampoco se ha logrado, que por alguna vez la Corte Suprema cumpla con sus funciones y encarcele a los Farc-políticos… En conclusión: Esos computadores hasta la fecha solo han alcanzado la categoría de piezas de museo.
Jerónimo fue dado de baja en una vereda de Neiva. No a cientos de kilómetros de la capital del Huila donde antes permanecía. No era que viviera en una choza miserable como insinuó el ministro Rivera. Jerónimo estaba allí de paso, coordinando actividades terroristas con sus socios del Partido Comunista en Neiva, los contactos internacionales de Cano, algunos de ellos muy cercanos por cierto, a Colombianos por la Paz, y probablemente para reunirse con el cabecilla de la cuadrilla Teófilo Forero. Pero además no llegó allá porque se le ocurrió, sino porque Cano lo envió a él y no a otro, es decir “andaba en algo grande”.
Jerónimo era uno de los terroristas de la segunda generación fariana incorporada por los radios y células del Partido Comunista, como ocurrió con Jojoy, Pastor Alape, Alfonso Cano, Iván Márquez, Gaitán, Arturo Ruiz, etc., después que los marquetalianos conformaron las Farc y sentaron las bases de la colonización armada en El Sumapaz, Duda, Uribe, Mesetas, Vistahermosa, Ariari y Caquetá.
Como cabecilla del autodenominado Comando Conjunto Central de las Farc, Jerónimo era el encargado de la seguridad de Cano, de multiplicar su línea política y armada entre la guerrillerada, de dirigir los movimientos tácticos de las cuadrillas de seguridad del jefe de las Farc y por obvias razones de transmitir a la Teófilo Forero las instrucciones de Cano, para evitar que la inteligencia técnica detecte sus planes terroristas. En síntesis: Jerónimo era para Cano, casi lo que Jojoy significaba para Tirofijo.
Por otra parte, basta leer el Plan Renacer de Cano, documento programático del comportamiento actual de las Farc. Sus instrucciones contemplan acciones terroristas sostenidas y manipulaciones políticas que en detallada sincronía realizaban Jerónimo en Huila-Tolima y Catatumbo en Valle y Cauca. La verdad sea dicha, que en esos cuatro departamentos, las Farc han producido efectos político-estratégicos, nivel de la guerra que es descuidado por el Estado debido al ansia de protagonismo personal del presidente y el ministro de Defensa, que insisten en que las Farc están acorraladas en esta zona.
Sin duda han sido golpeadas, pero los hechos demuestran que las Farc actúan con base en una estrategia clara y metódica que amerita respuestas integrales, no declaraciones mediáticas altisonantes. Mientras las Fuerzas Militares cumplen con alto porcentaje de acierto su misión, la dirigencia política está desfasada y el país desinformado. Por esa razón Cano y sus compinches urden tantas y tan seguidas tramas publicitarias, frente a la indolencia del establecimiento encerrado en su ambición egocéntrica.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
Libros del coronel Luis Alberto Villamarín Pulido