¿Hay fisuras en la cúpula de las Fuerzas Armadas colombianas?

Publicado: 2011-04-18   Clicks: 14152

 

     Análisis del conflicto colombiano

    En crítico artículo la reciente edición de la Revista Semana, sugiere que hay serias divergencias entre los comandantes de las instituciones armadas colombianas, derivadas de supuestos celos profesionales, poca credibilidad en el liderazgo militar del Almirante Celis y el desaforado protagonismo mediático del General Naranjo al frente de la Policía.

   Si nos atenemos a que todo rumor tiene algo de cierto, este comentario no sería la excepción de esa regla. En el caso de Celis no solo se trata de que al parecer no inspira liderazgo militar en operaciones de contraterrorismo rural entre las tropas, sino que evidentemente desconoce del tema, pues en su hoja de vida muy brillante para temas navales, no aparece ninguna prueba contundente de su idoneidad en operaciones aeroterrestres contra las Farc, el Eln, las Auc u otro grupo terrorista, pues con excepción de la Infantería de Marina la misión de las unidades navales es de cobertura y seguridad exterior, no del conflicto interno.

   Por su parte para nadie es un secreto que según lo publicado por los medios de comunicación, al parecer el general Naranjo no solo se cree si no que actúa como una rueda suelta. Los cables de Wikileaks fueron reveladores al extremo. Parece ser que antes de hablar con sus superiores jerárquicos Naranjo primero rinde cuentas a la Embajada de Estados Unidos, lo cual explicaría el por muchos uniformados y civiles, criticado título del Mejor Policía del Mundo, así como la extraña y por ende resaltante eficiencia de la inteligencia de la Policía colombiana.

    Se volvió costumbre ver y escuchar en los noticieros de televisión colombiana que murieron varios terroristas de las Farc en una operación combinada de la Policía y la Fuerza Aérea, pero curiosamente aparecen los soldados del Ejército sacando los cadáveres de los bandidos dados de baja. Entonces queda la duda si la operación fue una acción del Ejército o si alguien diferente desea ganar portagonismo publicitario. Colombia tiene  muchos enemigos y necesita unidad solidaria para combatirlos, no deseos de figuración egocéntrica personal.

    Esto indicaría que a su extraordinaria habilidad mediática, su don de gentes, su inteligencia, su talento, y  sus buenas relaciones interpersonales, el general Naranjo suma una errónea concepción de rivalidad y deseo de superponer a la Policía como institución ante al Ejército, al parecer con la venia de los apoyos de inteligencia norteamericanos y la ineptitud para meterlo en cintura de quienes han sido ministros de defensa.

    El problema iniciaría en el híbrido que constituye la Policía Nacional.  Con sorna se rumora que mientras tenemos el mejor policía del mundo, la delincuencia campea en las ciudades y los campos, lo cual es desafortunadamente cierto.

    Al examinar la misión de la Policía Nacional resalta que tantas y tan variadas funciones autoatribuídas, no solo la convierten en una super-institución armada, sino en una rueda suelta dentro del esquema de seguridad nacional, al extremo que oficiales retirados y activos de la policía han sugerido o pasarla al Ministerio de Interior o crear el Ministerio de Seguridad.

   No se entiende como hay tantos agentes de policía dedicados a labores que no tienen nada que ver con seguridad civil, pero que si dan a la Policía presencia mediática en todas las instituciones. Por ejemplo: Mientras los ladrones, atracadores y delincuentes de todas las pelambres inundan las calles de Bogotá, hay cientos de agentes dedicados a servir en la Secretaría de Tránsito, o de enlace en el Concejo Distrital, o en el Congreso, o en la Gobernación de Cundinamarca, o en turismo local, o en aduanas, o en carreteras, etc.

    No se entiende la razón por la cual la Policía ha defendido su condición de Fuerza Armada no militar para eludir ser comandada y controlada por el Comando General de las Fuerzas Militares, pero al mismo tiempo tiene unidades especializadas en contraguerrillas rurales, usa helicópteros artillados de guerra, sus unidades de choque portan ametralladoras 7.62, lanzagranadas múltiples, fusiles de asalto y otras armas de infantería ligera.

   Por su parte la diferencia profesional militar entre los generales Navas y Matamoros se deriva de la forma como los dos oficiales alcanzaron sus posiciones actuales. Durante toda su carrera Navas ha estado al mando de unidades de combate de contraguerrillas. Es un soldado forjado en el campo de batalla con alto ascendiente entre las tropas.  Sus méritos son por logros en combate y por su temple, carácter fuerte y  decisiones rápidas.

    Matamoros ha hecho su carrera en cargos diferentes a los de Navas, verbigracia en escuelas de formación, comisiones en el exterior, Casa Militar y solo una vez, al mando de una unidad de combate en Arauca. Obviamente, pese a su inteligencia y cualidades personales, Matamoros carece del carisma y el liderazgo que despliega Navas entre las tropas,aunque reúne otras condiciones de conocimiento militar útiles para el alto comando.

    Sin desconocer las cualidades personales y profesionales de los actuales comandantes de la Armada Nacional y la Fuerza Aérea, estos oficiales no tienen otra opción que actuar dentro de la estructura operacional de las Fuerzas Militares y así lo han hecho. Por la naturaleza de sus funciones no pueden incidir en eventuales fisuras en la cúpula, no están capacitados para liderar tropas terrestres porque no fueron entrenados para eso ni a lo largo de sus carreras comandaron unidades de combate de contraguerrillas. Tampoco están  entrenados como no lo está ningún militar colombiano, para articular a la policía al esquema de seguridad nacional mientras persista ese híbrido de fuerza armada no militar, con la circunstancia agravante de la  permanente autopublicidad de Naranjo heredada de la época Serrano-Gilibert.

    De remate ninguno de los ministros de Defensa civiles se ha preocupado por solucionar este problema que tampoco es nuevo, pues ha ocurrido desde hace varios años. Como lo hemos dicho en estas columnas, sin excepción los ilustres personajes que desde 1991 han ocupado la cartera de Defensa con el falso argumento de representar políticamente a las Fuerzas Armadas, solo se han preocupado por catapultarse para otros cargos políticos, o para meter la mano en los millonarios contratos, o en algunos casos, para ambas cosas.

    Así las cosas, no habría nadie que le haga entender a Naranjo que él no es superior a las demás instituciones armadas, ni que la Policía es rival del Ejército. Tampoco hay quien enseñe estrategia, logística, seguridad nacional, geopolítica, etc a los funcionarios civiles que pasan por el ministerio. Mucho menos habría quien articule el trabajo de las instituciones armadas y delimite la multiplicidad de funciones policiales, que al sacudir el cedazo indican que hay más ruido que nueces.

    Por esas razones, ni los pobladores civiles entienden la defensa nacional porque no hay ley que la regule y la articule con el necesario pero inexistente servicio de movilización de un país en guerra. Además los militares no entienden de política porqeu no la paractican. Entretanto las Farc y sus cómplices desarrollan una estrategia articulada en lo que denominan el Plan Estratégico.

    Colombia es la única perdedora de todo este enredo de vanidades y carencia absoluta de liderazgo, comando y control.   Mientras al ministro Rivera le interesa continuar con su campaña presidencial para el 2014, el general Naranjo anda empeñado en su autoimpuesta superioridad, Navas y Matamoros encarnan dos visiones y experiencias diferentes de la guerra; el almirante Cely ocupa el cargo pero no influye en sus subalternos, realidad que desata reacciones vehementes de oficiales navales activos y retirados, que siguen convencidos de lo contrario aduciendo la extensas preparación académica de Cely. Y,  los comandantes de la Fuerza Aérea y la Armada hacen parte de la cúpula, pero sin suficiente capacidad de influir para mejorar la situación. 

    Tal parecería ser el cuadro derivado del crítico artículo de Semana y en cierta forma, la explicación de  la disminución de resultados operacionales, situación a la que se suma un extraño Manual Operacional recién implantado en las Fuerzas Militares, y el temor de algunos comandantes de ser enjuiciados por sus ejecutorias contra los grupos narcoterroristas, sin que el ministro Rivera y el almirante Cely tengan una propuesta concreta frente al problema

    Sería bueno que Santos le dedique menos tiempo a su deseo reeleccionista y a su abierta campaña electoral para el 2014, que se preocupe menos por congraciar tanto a su nuevo mejor amigo, que viaje menos que Pastrana, que deje atrás tanta figuración mediática, que entienda que las Farc quieren tomarse el poder con la complicidad del Foro de Sao Paulo,  y que se dedique a su función principal: Gobernar.

    Y en cumplimiento de esa tarea que solucione de una vez por todas, este serio problema de rivalidades, vanidades y celos personales que al parecer pudiera ser cierto. Pero claro, lo primero que tiene que hacer es dar ejemplo al respecto y este paso es muy difícil en él, que se autoproclamó héroe de la Operación Jaque al tiempo que escurrió la responsabilidad en las supuestas ejecuciones extrajudiciales de Soacha.

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.com

Analista de asuntos estratégicos

 

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