Ayuda de Estados Unidos en las operaciones contra las Farc

Publicado: 2013-12-23   Clicks: 2720

     Análisis del conflicto colombiano

    En reciente artículo periodístico, el Washington Post desató un escándalo mediático, reproducido por los medios colombianos, en relación con la probable ayuda del gobierno de Estados Unidos, al de Colombia en las operaciones contra los cabecillas de las Farc.

    El asunto amerita ser examinado con precisión quirúrgica, por razones de seguridad nacional, respuesta político-estratégica a la agresión del narcoterrorismo comunista, geopolítica regional, proceso de paz en Cuba, reelección presidencial, y desarrollo interno.

    Los fallidos diálogos de Pastrana con las Farc en el Caguán, que catapultaron a Uribe a la presidencia, dejaron claro que la guerra en Colombia había pasado al escenario político-estratégico, es decir que las decisiones venideras implicarían diplomacia internacional, geopolítica regional y empleo de armas de alta tecnología, para combatir a un grupo narcoterrorista con más de 22.000 hombres armados, diseminado por la geografía nacional, con capacidad de destruir poblados, efectuar secuestros masivos de civiles y uniformados; arrasar indisciplinadas unidades militares o de policía,  y que sobremesa estaba en abierta guerra contra las autodefensas ilegales de los hermanos Castaño, por el control geoestratégico de las áreas productoras de coca.

    Inclusive para esa época, la revista Time planteó un escenario no tan hipotético, según el cual la miopía geopolítica y la debilidad de carácter acumulada por los presidentes Alfonso López Michelsen, Belisario Betancur, César Gaviria, Ernesto Samper y Andrés Pastrana frente al narcoterrorismo comunista, habría llevado a Colombia a las puertas de convertirse en un Estado fallido en proceso de balcanización, e inclusive una narcodemocracia en el caso específico de Samper.

    Las Fuerzas Militares estaban maniatadas y mal comandadas, en especial durante el aciago periodo (1998-2002) en que por debilidad de carácter y conveniencias personales de atornillarse en los cargos,  los generales Mora y Tapias, toleraron y cohonestaron la estulticia funcional de Pastrana, frente al para los tres altos funcionarios,  desconocido Plan Estratégico de las Farc.

     Colombia estaba ante una enorme encrucijada geopolítica e histórica. Las Farc estaban envalentonadas, e imbuidas de ese triunfalismo, cometieron el doble error político-estratégico de secuestrar a tres ciudadanos norteamericanos que trabajaban en la fumigación de cultivos ilícitos, y de incrementar el envío de coca hacia Estados Unidos, porque con arrogante autosuficiencia creían que sus cuadrillas ya estaban en las puertas del palacio presidencial.

    De remate el Mono Jojoy y Raúl Reyes aseguraron ante los medios de comunicación, que los ataques terrorista de Al Qaeda el 11-S en Washington y New York, les producía gran satisfacción; y que además, toda persona y empresa estadounidense ubicada en Colombia, sería objetivo militar de las Farc.

     Ambos sucesos, provocaron la reacción del coloso del norte. Por esas razones, el gobierno de Estados Unidos apoyó la captura de Simón Trinidad en Ecuador, y la captura de Sonia en el Caguán, luego de que la traqueta del Bloque Sur de las Farc, viajara y tuviera contactos por teléfono satelital en Panamácon  narcos mexicanos y centroamericanos.

     Lo que vino después fue una serie de operaciones espectaculares, milimétricas de  carácter táctico pero de trascendencia político-estratégica. Cayeron Martín Caballero, Acacio, Camilo Tabaco, Reyes, Jojoy, Cano y otros bandidos. Se realizaron  las operaciones Jaque y Camaleón, así como el fallido rescate del sargento Libio Martínez.

     En todos los casos pesaba el fallido rescate del gobernador de Antioquia y el exministro Gilberto Echeverry asesinados a sangre fría por la cuadrilla 34 de las Farc.  Es obvio que además del probado arrojo y coraje de los soldados colombianos, esas operaciones necesitaban apoyo tecnológico que solo países tan desarrollados en asuntos militares como Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Israel, Rusia o China puedan tener. Y había que escoger cuáles de ellos la aportarían.

     Es cuestión de pragmatismo y de realismo frente a un grupo narcoterrorista con cómplices internacionales como los presidentes de Venezuela, Nicaragua, Argentina, Brasil, Ecuador, Paraguay de Lugo, Uruguay, la dictadura cubana y la sinuosidad politiquera de Sarkozy en Francia, que jugaba a Dios y al diablo en aras de ganar puntos liberando a Ingrid Betancur.

     Así las cosas, Colombia recurrió a la adquisición de tecnología de punta para garantizar la seguridad y la defensa de la nación, lo cual es válido y no implica nada grave, como quisiera presentarlo la prensa internacional. Es obligación del gobierno de turno tecnificar y fortalecer sus instituciones para garantizar la vida, la honra y los bienes de los colombianos, máxime cuando hay pruebas suficientes que las Farc, hacen parte de un complot internacional del castro-chavismo contra Colombia.

     El ataque contra la guarida de Raúl Reyes en Ecuador, cohonestada por el gobierno proterrorista de Rafael Correa, era una acción necesaria y que requería el secreto y la sorpresa utilizadas, pues de lo contrario el mandatario ecuatoriano hubiera alertado a sus cómplices acerca de la operación. Lo que  nunca quedará claro para la historia, es la decisión de una alta corte colombiana de invalidar las pruebas halladas en los computadores de Reyes, por no haber sido entregadas a Correa, es decir por no haber entregado el queso al gato para que lo cuidara del ratón.

     La prensa colombiana e internacional dadas a publicar sin profundizar, y, a buscar detalles sensacionalistas antes que asuntos de fondo, ignoró la gravedad de la cercanía de Chávez y Maduro con las Farc y la complicidad con los terroristas por parte de Lula, Correa, Evo, los Kirchner, Ortega y la dictadura cubana, así como de los partidos comunistas de varios países, la Coordinadora Continental Bolivariana que dirige Isa Conde, y ONG´s diseminadas por el planeta.

     Incluida la alianza de las Farc con Ortega y los acuerdos secretos de los terroristas colombianos con el nicaragüense, para ceder al sandinismo el Archipiélago de San Andrés en caso que la revolución comunista triunfara en Colombia.

     Como suele suceder con el tropicalismo criollo, la muerte de Escalona, el embarazo de Shakira, la clasificación de la selección de futbol al mundial, la muerte del Papa Juan Pablo II, la renuncia de su sucesor  Ratzinger, la muerte de Chávez, el fraudulento triunfo de Maduro, el cáncer de la Kirchner, y otras noticias, han opacado la realidad de una grave agresión que se teje contra Colombia y que gracias al afán reeleccionista de Santos, se refina en La Habana, con los espurios diálogos que solo favorecen a las Farc.

     Todo parece indicar que si hubo apoyo tecnológico de Estados Unidos para golpear a las cabezas de las Farc y el narcoterrorismo comunista contra Colombia, pero también es cierto, que los medios de comunicación colombianos y extranjeros, no han profundizado en la gravedad del complot comunista que se cierne contra Colombia, que por desgracia sigue vivo y oxigenado con el sainete de paz en La Habana.

     Sainete al que se quiere sumar el camarada Mujica de Uruguay llevando el Eln a Montevideo, para sobre-extender el dispositivo político-estratégico de la negociación y apoyar el avance  de su adorado comunismo en el continente. Todo a nombre de la paz en Colombia, claro está.

       En lugar de cuestionar este necesario apoyo de tecnología militar, los periodistas deberían enfocarse en analizar y difundir, que Colombia no puede convertirse en un satélite de la dictadura cubana, ni en una pieza del Alba, ni del Foro de Sao Paulo, ni convertirse en un Estado fallido a expensas de dictadorzuelos como Correa, Chávez y Maduro, socios de las Farc y… enemigos declarados de la prensa libre, que inclusive permite a nuestros analistas tropicales, cuestionar el apoyo gringo a Colombia y de ñapa, poner contra la pared al Procurador que destituyó a un pésimo alcalde mamerto; el mismo inepto que llenó la ciudad de basuras y ahora se escuda en que fue elegido  por voto popular, como si esa razón le permitiera violar las leyes y cometer alcaldadas.

    El mundo al revés.

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.com

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