Nuevos retos para la formación profesional de las Fuerzas Militares de Colombia

Publicado: 2014-10-19   Clicks: 3143

     Análisis del conflicto colombiano

      El complejo momento de la situación socio-política del país, atado a las conversaciones con las Farc en La Habana, con un mar de incertidumbre acerca del futuro de las Fuerzas Militares; impone a los altos mandos de las instituciones castrenses, la revisión de los programas de formación y capacitación de los cuadros de mando, pues en esencia, la actual pelea entre santistas y uribistas, no es nada diferente a los desgarradores enfrentamientos entre liberales y conservadores que han tenido a Colombia en el subdesarrollo, con enorme miopía geopolítica, sin objetivos nacionales.

     Con la circunstancia agravante, que en todos los casos, los ambiciosos y egocéntricos dirigentes políticos, han manipulado las Fuerzas Militares para sus conveniencias personales. No las del país.

     El poeta venezolano Elías Calixto Pompa, escribió un soneto intitulado Estudia, que marca un hito para la posteridad de la especie humana, en cuya última estrofa concreta: “ (Niño) Estudia y no serás cuando crecido, ni el juguete vulgar de las pasiones, ni el esclavo servil de los tiranos”

       Parafraseamos esta estrofa del poeta venezolano, para decir a los militares colombianos: Cadetes, Alféreces, subtenientes, tenientes, capitanes y mayores: “Estudia y no serás un coronel, un general o un almirante, juguete vulgar de las pasiones políticas o el esclavo servil de los tiranos”.

      Quizás este parafraseo suene duro y levante ampollas, pero es la cruda realidad. Durante décadas, las Fuerzas Militarse de Colombia, han dedicado ingentes esfuerzos académicos a estudiar materias útiles a la solución militar del conflicto armado, encerrarse en lealtades no correspondidas por los dirigentes políticos de turno, cerrar válvulas al estudio de los problemas políticos del país, evitar cualquier contacto de los oficiales y suboficiales con el mundo académico crítico, escaso estudio de la geopolítica y lo que es más grave, cierre bajo llave de los secretos de los grupos terroristas y sus cómplices.

      Así al llegar a generales, almirantes o coroneles y sus equivalentes, los oficiales sobre quienes recae la responsabilidad de comandar las operaciones militares contra todas las formas de narcoterrorismo, se han enfrascado en la solución militar del problema, sin tener la capacidad de poner los puntos sobre las íes a los dirigentes políticos de turno. No para dar cuartelazos, ni para urdir golpes de Estado, sino para poner en su puesto a los incapaces presidentes, ministros, congresistas, etc.,  que han utilizado las tropas para sus beneficios personales y luego las han traicionado dejándolas al garete, enmarañados en un conflicto costos, crónico, absurdo y desangrante.

     La lista es larga y los ejemplos son muchos. Veamos algunos: Los casos del general Arias Cabrales y del coronel Plazas Vega privados de la libertad y con el honor mancillado, mientras los terroristas del M-19 son eminentes figuras públicas. Cientos de oficiales y suboficiales con cargos penales, mientras los cabecillas de las Farc van y vienen a La Habana, con la venia cómplice del propio presidente de la república, que no le importa la suerte de los soldados que lo llevaron al inmerecido cargo, porque a él solo le interesa ser Premio Nóbel de Paz.

      Todo indica que los árboles no dejan ver el bosque a los altos mandos militares, enfocados en combatir a los narcoterroristas en las selvas y montañas, sin capacidad de reflexión acerca de la complejidad del conflicto y de la necesidad de las soluciones políticas de fondo, no de las consuetudinarias superficialidades politiqueras, que se reflejan en las muertes continuas de soldados humildes, la agresividad tramposa de las Farc y el Eln y la catarata de imposiciones unilaterales de los avezados negociadores de las Farc, sobre los tan arrogantes como incapaces negociadores de diferentes gobiernos desde 1981 hasta la fecha.

      Así como hace un par de años, un grupo de oficiales y suboficiales se concentraron para rediseñar la estrategia operacional del Ejército y estructuraron el Plan Espada de Honor, la actual situación demanda una revisión a fondo de las materias y subtemas, que están estudiando los profesionales militares en los cursos de formación y capacitación profesional.

       A guisa de ejemplo: Si el militar es un líder de tropas como debe serlo; su bagaje intelectual sobre el liderazgo debe ser amplio y visionario con conocimientos profundos sobre liderazgo militar, político, económico, industrial e histórico. Eso implica que los cadetes y alumnos de escuelas de suboficiales deben estudiar un componente de liderazgo por semestre en las escuelas de formación, que deben ser complementados a nivel maestría y doctorado en los cursos de ascenso.

     Igualmente debe ocurrir con la historia militar, la historia de Colombia y la geopolítica, tres materias que se dejan en segundo plano y casi que se estudian de manera informativa o complementaria. De seguro que con generales curtidos por la experiencia castrense y estructurados en el liderazgo, con profundos conocimientos de geopolítica, e historia, además de ser referentes dentro de la institución, serán personas de alta reputación dentro de la población civil, y con certeza los dirigentes de turno, ni por equivocación se atreverán a irrespetarlos y mancillar las Fuerzas Militares, como han hecho sucesivos presidentes, debido a que no todos los mandos están unidos y que por desgracia, no todos están estructurados para contrarrestarles sus acciones politiqueras. Dura realidad, que quizás pise callos y que pocos se atrevan a poner en blanco y negro.

      En síntesis, se requiere una ingente dosis de autocrítica, mucha humildad y sentido común para comprender y aceptar la realidad, y, decisión fuerte para cambiar el anquilosado esquema de las relaciones civiles-militares, dentro de las cuales los dirigentes políticos miran las tropas como un mal necesario. En voz baja los militares miran a los políticos como lo que son casi todos: corruptos e ineptos. La guerrilla narcoterrorista se autodenomina defensora de los pobres y todos los días los masacra. Los gamonales y dueños de los “medios de producción” crean sus propias bandas de criminales mal llamados paramilitares. Los altos dirigentes políticos creen que Colombia es una finca para manejar sus vanidades e intereses particulares. Los académicos no profundizan y se pegan a la teoría comunista que la guerrilla nace y se sostiene por el conflicto de las tierras. Y el sacrificado pueblo colombiano sigue sin norte, sin objetivos nacionales y sin proyección geopolítica en el entorno.

     Todo esto y mucho más, es el meollo del problema, que comenzará a cambiar cuando los militares colombianos se preparen profesional e integralmente de manera conjunta, con visión estratégica y sentido patriótico, para que cuando crecidos no sean ni juguetes vulgares de las pasiones, ni esclavos serviles de los tiranos.

     Es decir, cuando sin salirse de su esfera constitucional y su responsabilidad profesional, tengamos generales, almirantes y coroneles, con sólida formación profesional, capaces de reunirse con el presidente de turno, no a escucharle veleidosas y tramposas alabanzas, sino a decirle el norte del país es tal, a usted lo eligieron para gobernar no para manipular a sus tropas; cuente con nuestro apoyo para esa misión constitucional, no para ser premio nóbel de paz, no para vengar la muerte de sus familiares, no para hacerle honores y callar su responsabilidad en situaciones vergonzosas como el Palacio de Justicia o la fuga de Pablo Escobar de la Catedral, y mucho menos para cohonestar que gamonales y dueños del poder económico, formen sus propias bandas de criminales mal llamadas paramilitares.

    Ese día, sin duda Colombia será otra, porque habrá militares que hacen respetar la Constitución y las leyes como lo pidió el Libertador Simón Bolívar en su última Proclama, y de paso los comunistas entenderán que no es organizando ni legitimando cuadrillas narcoterroristas, ni con propaganda sucia, ni con bufetes de abogados torcidos, ni con patrañas oscuras que Colombia sale del atasco en que la han metido por parejo, liberales, conservadores y comunistas, que de un tiempo para acá han sido piezas del narcotráfico por acción o por omisión.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.com

El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es historiador, analista de temas de geopolítica, seguridad nacional y contraterrorismo. Autor de 24 libros referentes a estos asuntos y panelista internacional en diversos países del mundo.

 

 

 

 

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