Análisis político estratégico de dos años de conversaciones en La Habana

Publicado: 2014-10-27   Clicks: 2582

        Análisis del conflicto colombiano

      Dos años de conversaciones de paz en Cuba, solo han servido para que las Farc se recuperen política, logística y militarmente; para reunir a sus cabecillas, para hacer dos plenos y pronto una conferencia guerrillera; para que los terroristas refinen los planes y desde luego, para que Santos se reeligiera, lo que dio  paso a la férrea oposición uribista, que muy poco ha aportado a la solución del problema;  para el carnaval de las veleidades entre los de arriba mientras los de abajo se siguen matando; para la publicidad de la Fiscalía, para la incertidumbre en el Ejército por el futuro de sus hombres, para aumentar el patrocinio del chavismo de Venezuela a las Farc, para incrementar el cinismo de la dictadura cubana y para la prolongación del sufrimiento del pueblo colombiano.

                Las siguientes reflexiones así lo corroboran:

     1.       Pese a los hechos, el gobierno ignora los objetivos de las Farc

     Los negociadores del gobierno colombiano fueron escogidos a dedo. Llegaron a Oslo y luego a la Habana no con el fin de desarticular política y propagandísticamente a las Farc, sino a cumplir la orden de Santos de ayudarle a su reelección que ya la logró, y, luego a buscar el Premio Nóbel de Paz para el mandatario, a cambio de los viáticos en dólares y la figuración como delegados oficiales en el proceso.

     Al comenzar las negociaciones con las Farc, Humberto De La Calle aseveró que el gobierno colombiano no sería rehén del proceso, pero la evolución de los acontecimientos demostró que el gobierno colombiano no solo es rehén del proceso sino del Plan Estratégico de las Farc, de las encerronas que hacen los cómplices desarmados del grupo terrorista en todos los escenarios y además obediente de todas las imposiciones de los comunistas en la mesa de conversaciones y en otros espacios.

    La razón es simple: Las Farc tienen objetivos claros: Búsqueda de reconocimiento político y aprovechamiento de las conversaciones para refinar su plan estratégico. Los comunistas armados y desarmados gravitan alrededor del mismo proyecto. Los representantes del gobierno -no del pueblo colombiano-, llegaron a ayudar al endiosamiento de Santos, sin plan estratégico, sin estudiar en conjunto a la contraparte y lo que es peor sin objetivos concretos.

    2.       Las Farc ganaron espacio político y facilidad logística

     Antes de iniciar  las conversaciones en La Habana, los terroristas internacionales, los traficantes de armas y  los carteles de las drogas debían ir hasta Ecuador y Venezuela para contactarse con los cabecillas de las Farc en las selvas fronterizas, con el fin de concretar negocios ilícitos que oxigenan la guerra narcocomunista contra Colombia. Ahora con la complicidad de la dictadura cubana llegan a La Habana y allí, sin la zozobra de un eventual bombardeo como ocurrió con Raúl Reyes, bandidos de todas las pelambres, sincronizan sus tratos delictivos.

     3.       Plenos y ahora décima conferencia fariana

      Durante 10 años las Farc tuvieron muchísimas dificultades internas para comunicarse entre sus estructuras criminales, debido a que las comunicaciones se convirtieron en su talón de Aquiles, razón por la cual no pudieron hacer la décima conferencia del grupo terrorista, Cano cayó en un bombardeo en el Cauca y la desmoralización cundía en las cuadrillas que aumentaron la cifra de desmovilizados.

      Pero gracias al error histórico de Juan Manuel Santos, de sentarse a negociar con los terroristas cuando la balanza operacional se inclinaba en dirección a mas operaciones contundentes e incremento de las dificultades de comunicación guerrillera; las Farc encontraron en La Habana con la obvia complicidad castrista, el espacio ideal para hacer plenos con cabecillas que entran y salen de la isla vía Quito, Rio de Janeiro, Managua, Caracas y La Paz donde sus contactos cuentan con la complicidad de mandatarios proterroristas.

      La llegada de Pastor Alape, Romaña, Fabián Ramírez etc, los viajes secretos de Timochenco a La Habana, demuestran que las Farc van a celebrar su décima conferencia guerrillera gracias a la ignorancia funcional del gobierno colombiano y sus mudos delegados en Cuba, acerca del plan estratégico de las Farc y de sus objetivos intermedios y finales. Esta es una de las poderosas razones de exigir el cese bilateral de fuego muy cacareado por cómplices históricos de las Farc.

     La décima conferencia será para refinar planes de guerra e insistir en el permanente cese bilateral del fuego sin control estatal, mientras las Farc se apertrechan y se renuevan para continuar con el anzuelo del deseo político. Esa doble moral se sintetiza en que para los comunistas colombianos, armados y desarmados; el proceso de paz es apenas un paso más de la guerra auspiciada por su ideología para la toma del poder y la imposición en Colombia de un modelo dictatorial semejante al de Cuba.

     4.       Venezuela se blindó como santuario del narcoterrorismo comunista contra Colombia

     A partir del momento en que Santos comenzó a llamar a Chávez su nuevo mejor amigo y a tener el descaro de negar en público los informes de inteligencia que indicaban con exactitud la ubicación de campamentos de las Farc en Venezuela, el gobierno chavista de Caracas, legitimó el santuario narcoterrorista que se ha convertido su país.

     Muerto Chávez, Maduro continuó la estratagema, liberó a Fernando Marquetaliano y a otro terrorista de las Farc capturado con armas en Venezuela; logró la extradición de Colombia de opositores radicados en Bogotá, y continuó con el descarado apoyo a las Farc, disfrazado con el argumento de ser país facilitador del proceso de paz en Cuba.

     A manera de ejemplo,  a diario salen terroristas desde el aeropuerto de Maiquetía hacia La Habana, como emisarios de Timochenko, protegidos por las dictaduras de Cuba y Venezuela.

     5.       Polarización politiquera

     Desde cuándo comenzó el desarticulado proceso de paz de Santos con las Farc, el tema viró en una vergonzosa polarización politiquera que revive en el país, los mal recordados episodios de la violencia que generaron las rapiñas de liberales y conservadores, durante el siglo XIX y seis décadas del siglo XX.

     Para disimular su egocéntrico interés personalista de Premio Nóbel y Secretario de l ONU, a costa del que de antemano sabe será improductivo proceso de paz, Santos encontró en la oposición de Uribe y su ansia de nunca dejar de ser presidente de Colombia, el punto clave para inventarle enemigos al proceso, congraciarse con las Farc y por medio de sus mudos asesores en La Habana, entregar todo lo que ordenen los terroristas, allá y aquí, a cambio de nada.

     Sectores uribistas ansiosos de protagonismo también han utilizado esta pelea personal entre los dos mandatarios, para hacer eco de los errores cometidos en Cuba. Pero por desgracia para Colombia, no con el propósito de señalar caminos para enmendar las fallas, ni mucho menos para torpedear el proceso como aduce Santos; sino para generar más caos y la idea que solo con Uribe habrá paz en Colombia, porque con sobradas razones se aferran a cuestionar la miopía de Santos y sus negociadores, frente a la gravedad de las concesiones en temas agrícolas, representación electoral y víctimas hechas a los terroristas en Cuba. Desorden total en todas vertientes ideológicas de la política colombiana.

     6.       Ejército será el más sacrificado

    En medio de esas rivalidades de egos y conveniencias de sectores específicos, el más sacrificado ha sido el Ejército colombiano y por ende el país, pues las tropas son el  último bastión moral de un sistema erosionado por la corrupción, la incompetencia, la politiquería y otros males. Desde su nacimiento como república, Colombia ha contado con la lealtad y el concurso de sus soldados, que en horas aciagas han impedido con su sangre y sacrificio que los pésimos gobernantes lleven el país al caos.

   Es sintomático: El Fiscal General ha enfocado todos sus esfuerzos en condenar militares, incursionar en las sedes de inteligencia técnica, abrir investigaciones contra militares que han expresado desacuerdo con las políticas de Santos y al mismo tiempo, ha propuesto ridiculeces para legitimar la impunidad a favor de las Farc, tales como decir que los bandidos tendrán como pena principal desminar campos y veredas.

     De remate acaba de declarar crímenes de lesa humanidad los aleves asesinatos de algunos miembros de la UP nacida e inspirada por las Farc; pero nunca se le oye decir al pintoresco fiscal, que se declaran crímenes de lesa humanidad las atrocidades cometidas por las Farc contra soldados, policías o civiles a quienes han incinerado vivos, secuestrado, torturado etc.

     Y para colmo de males, la campaña mediática de la Fiscalía que olímpicamente olvida el valor de las tropas en la defensa de la democracia y la existencia de las instituciones incluida la Fiscalía, apareció un vicefiscal con inclinaciones de vedette, al que le fascina salir frente a los micrófonos a opinar de lo divino y lo humano en el país, mientras falla en su verdadera misión, que es la de combatir todas las formas de delito que asedian a los colombianos e impiden la concreción de la paz.

    Las Farc tienen claro que las Fuerzas Militares, en especial el Ejército, son principal obstáculo para llegar al poder, razón por la cual a lo largo de dos años de imposiciones unilaterales sobre De La Calle y su combo, han estructurado pasos claros, que en su conjunto apuntan al objetivo de minimizar la fuerza militar del Estado, imponer un sistema de policía política secreta comunista igual al de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia; y, a largo plazo legitimar a los terroristas como nuevo ejército de los colombianos, mientras los soldados que los combatieron y que fueron desarticulados por la falta de carácter del presidente y los negociadores, son condenados a penas exageradas, y los terroristas como propone el folclórico fiscal, dedicados a levantar minas.

    De contera, para lavarse las manos, cada vez que necesita disipar dudas, Santos ordena a un general activo que diga ante los medios o ante las tropas lo que él quiere que se diga, no lo que el país entiende y quiere que se le diga. Así, el mando militar está maniatado y sometido a los gustos personales de un mandatario mediocre y no a lo que ordenan la Constitución y las leyes. Todo esto gracias al mal entendimiento del concepto de la no deliberación de los militares.

     7.       Letal ambigüedad de Santos con las tropas

     La ambigüedad de Santos con las tropas es letal. De puertas para afuera los elogia y los pone en el cielo. De puertas para adentro los deja al garete, obedece todas las imposiciones de las Farc, de Maduro y de los comunistas que desde luego son “pacifistas”.

      De remate, el general Mora Rangel, escogido a dedo no por decisión democrática de militares activos y retirados, ha hecho lo mismo que hizo cuando era comandante del Ejército y Pastrana entregó medio país a las Farc: Nada.

     Ni suena, ni truena. Igual que Santos recurre a sus asesores a que digan en escenarios o por las redes sociales, lo que le conviene a él para justificar su pobre gestión frente a las Farc y como integrante del grupo de negociadores sabihondos y mudos, que no parecieran estar defendiendo a Colombia, sino legitimando todas las aspiraciones de las Farc y la estulticia egocéntrica de Santos.

      El viaje del general Javier Flores a Cuba dizque a concretar la desmovilización de los terroristas, con himno terrorista a bordo, cayó como un baldado de agua fría a las tropas que ya han recibido  con desconcierto el inexplicable sesgo del Fiscal para enjuiciar militares y perdonar terroristas, permitir las salidas de bandidos de áreas de operaciones hacia Cuba, el  inexplicable mutismo de los altos mandos y la catarata de información que todos los días inunda las redes sociales, con datos y hechos que demuestran lo contrario a lo que dice Santos.

     Este problema es más grave de lo que parece, pero en su infinita vanidad, Santos y su ministro de Defensa creen que con anunciar exhaustivas investigaciones internas, van a hacer que oficiales, soldados y suboficiales comprometidos en operaciones, crean en las bondades de una paz sin objetivos, que solo apunta a la desarticulación de la fuerza militar y lo que es peor a que se repita el dolor de militares como el general Arias Cabrales, o el coronel Plazas que hoy están presos mientras los hampones del M-19 son doctores, dirigentes y hasta potenciales candidatos presidenciales. El mundo al revés.

      8.       Autopublicidad permanente del gobierno

     Nadie ha concretado los costos de la exagerada autopublicidad de Santos en torno a su afán de paz, pero son muy elevados. Este viaje que inicia en Europa dizque para financiar el postconflicto es una perogrullada, asi como el ingente costo de tener a tanta gente vegetando en La Habana a nombre del gobierno y de paso sirviendo de idiotas útiles para que las Farc refinen su plan estratégico, y además, para que los comunistas armados y desarmados en contubernio con Maduro y los hermanos Castro, avancen en el sueño de meter otra dictadura comunista en el continente. No hay peor ciego que quien no quiere ver.

     9.       Indiferencia del Congreso y las altas cortes

     Al protagonismo mediático e improductivo de la Fiscalía, que ahora le dio por hacer propaganda política pagada por los contribuyentes con el argumento de la defensa de las víctimas, se suman con incidencia negativa la apatía, indiferencia, politiquería barata y falta de patriotismo del Congreso y las altas cortes, que guardan silencio frente a lo que sucede todos los días, pues mientras Santos se vanagloria de que ya tiene la paz  a tiro de as, las Farc le dicen desde Cuba que se baje de la nube, que ellos no van a entregar las armas, que están negociando de igual a igual, que ya nombraron también su comando de desmovilización del Ejército, que para ellos al paz será el día que los comunistas gobiernen el país, etc.

     En conclusión, dos años de conversaciones de paz en Cuba, solo han servido para que las Farc se recuperen políticamente, para reunir a sus cabecillas, para hacer dos plenos y pronto una conferencia guerrillera;  para que los terroristas refinen los planes y desde luego, para que Santos se reeligiera; para dar paso a la férrea oposición uribista, para el carnaval de las veleidades entre los de arriba mientras los de abajo se siguen matando, para la publicidad de la Fiscalía, para augear la incertidumbre en el Ejército, para fortalecer el patrocinio del chavismo de Venezuela a las Farc, para robustecer el cinismo de la dictadura cubana y para incrementar la prolongación del sufrimiento del pueblo colombiano.

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvilamarin.com

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