Ataque de Israel a Gaza: Encrucijada entre intereses geopolíticos, diplomacia, propaganda, maniobras militares e irreparable dolor de una nación agredida.

Publicado: 2023-10-25   Clicks: 253

Ataque de Israel a Gaza: Encrucijada entre intereses geopolíticos, diplomacia, propaganda, maniobras militares e irreparable dolor de una nación agredida.

     Es reiterativa la frase, que en todas las guerras, la primera víctima es la verdad. Y también es cierto que una vez desatada una confrontación bélica, se yuxtaponen los intereses geopolíticos de todos los actores directa o indirectamente relacionados con esa guerra; los apuros diplomáticos de quienes de sus respectivas orillas, buscan o incendiar la pradera o sofocar la extensión del fuego; la propaganda mutua y la supuestamente neutral que pretende mostrar desde cada ángulo su verdad, satanizando a la contraparte; pero a menudo suele suceder que la causa o punto de origen del conflicto se pierde de la memoria colectiva, por efectos de la catarata de información, que a torrentes inunda los medios de comunicación, hoy aumentados por las redes sociales.

     Tal es el caso de lo que ha sucedido en los primeros 18 días de la nueva etapa de la ya prolongada guerra entre el grupo terrorista Hamás y el Estado de Israel, que recrudeció a partir del 7 de octubre de 2023, cuando cerca de 1500 yihadistas de todas las vertientes radicales de sunitas y chiitas, asociados con la “autoridad político-militar” de la convulsa Franja de Gaza, irrumpieron violentamente dentro de territorio israelí, y en una inenarrable orgía de terror y violencia, asesinaron a 1400 personas en estado de indefensión incluidos adultos mayores, mujeres y niños; secuestraron a mas de 220 seres humanos y lanzaron mas de 3000 cohetes de mediano alcance contra centros urbanos israelíes.

    Ese es el punto de partida de la contundente respuesta israelí. Y no otro… No hay justificación que valga para legitimar semejante oleada de barbarie, que recordó a Israel, el Holocausto y otras tragedias padecidas a lo largo de la historia por el “pueblo escogido por Dios”

     Lamentablemente de inmediato se entrecruzaron intereses geopolíticos de la alta política mundial, regional y local. E irremediablemente, los rehenes civiles, como suele suceder en todas las guerras se convirtieron en mercancía de intercambio, y en soporte para desviar la realidad del problema, tratando siempre de enmascarar intenciones geoestratégicas de los agresores con la torva manipulación de los hechos, trasladando la responsabilidad de lo sucedido a las víctimas.

De esa manera, la propaganda de guerra, ampliamente estructurada en manuales de guerra sicológica, en lo cual son expertos los yihadistas, terminó vendiendo mensajes de sufrimiento por parte de los agresores, puestos en el cuerpo ajeno de los ciudadanos civiles, que por acción, omisión, indiferencia o ignorancia, han servido consciente o inconscientemente de multiplicadores a los objetivos y actividades terroristas de Hamás dentro y fuera de Gaza.

Infortunadamente, la realidad del drama humanitario, que es lo más evidente durante toda confrontación armada, ha sido puesto en primer plano por los medios de comunicación, el natural sufrimiento de las víctimas, la narrativa palestina extremista de la cuestionable teoría de la ocupación israelí a Palestina, el choque cultural de la visión occidental democrática frente a la mentalidad represiva musulmán de corte arcaico, y la natural tendencia humana de ponerse del lado del que en apariencia es más débil.

Entretanto, la realidad de lo que viene, porque el conflicto no termina en donde está, queda en segundo plano. Por razones múltiples, entre otras la obligatoriedad israelí de permitir en contra de su voluntad el ingreso de ayuda humanitaria que de antemano se sabe será controlada por Hamás, pues son quienes gobiernan la Franja de Gaza. Para el efecto, complican la situación las posturas de los funcionarios de la ONU, empezando por su Secretario General Antonio Guterres quien ideologizó el tema, acomodándolo a su línea de pensamiento; o la de los trabajadores humanitarios que han padecido la pérdida de varios compañeros, y que quizás apremiados por las afugias humanitarias, terminan viendo el conflicto con óptica propalestina.

Simultáneamente, crecen las tensiones y actos hostiles en Cisjordania y la frontera de Israel con Hizbolá, que son quienes gobiernan de facto el sur de Líbano y Siria; situación que forzó a Estados Unidos a mover sus fuerzas para enviar un mensaje a Irán y Rusia, quienes naturalmente están complotados con Hamás y los demás yihadistas que protagonizaron las atrocidades del 7 de octubre.

En ese orden de ideas, las liberaciones de cuatro rehenes, a cuentagotas y con fines manipuladores, alivian parcialmente las imágenes políticas internas de Netanyahu y Biden, pero no pueden borrar de las mentes de la agredida nacionalidad israelí el daño causado, ni finiquitan el drama de los demás secuestrados en poder de Hamás, ni cambian la mentalidad terrorista o la doctrina de odio permanente que se inculca en mezquitas y madrasas a los fundamentalistas chiitas y sunitas.

Así las cosas, Hamas no podrá ser erradicado en su totalidad, y como el cáncer resistente a la quimioterapia, células extremistas instigadas y financiadas desde el entorno musulmán, continuarán propendiendo por la desaparición del odiado Estado de Israel.

Por desgracia, para minimizar durante varias décadas venideras el cáncer yihadista en Gaza, a Israel no le queda otra opción que efectuar la invasión terrestre, con decisión pero con cautela, atacar con fortaleza a Hamás, aliviar el drama humanitario de los civiles, y coordinar con la Autoridad Nacional Palestina, la unificación de gobiernos, a sabiendas que ese proceso implicará otras violencias. Pero… ese y no otro, es el camino, aunque lleno de espinas y contratiempos.

La razón es clara y concreta: Alrededor de la contundente y necesaria operación militar hay una encrucijada entre intereses geopolíticos, diplomacia, propaganda, maniobras militares e irreparable dolor del pueblo judío, que solo se resolverán, cuando los musulmanes erradiquen internamente en sus naciones el extremismo religioso, y naturalmente dejen de enviarlo a Gaza y Cisjordania.

Tarea larga e impredecible por ahora.

Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Experto en geopolítica, seguridad y estrategia; autor de 40 obras sobre estos temas

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