Esta vez tampoco se les puede creer a las Farc

Publicado: 2011-02-07   Clicks: 3631

 

     Análisis del conflicto colombiano

    Desconocer el Plan Estratégico de las Farc y las siniestras intenciones de sus cómplices ha sido el punto crítico negativo de los fallidos procesos de paz en aras de desmovilizar al grupo terrorista. Así ocurrió en Casa Verde cuando Rojas Puyo les ayudó a prolongar la farsa de las conversaciones sin objetivo, o en El Caguán, pues mientras las Farc destruían la infraestructura socioeconómica y amedrentaban al país, el presidente Pastrana les entregó 42000 kilómetros cuadrados para que delinquieran, al tiempo que el Partido Comunista y los estultos funcionales seguían embelesados con el engaño.

   Con la complicidad de Unasur, de Correa, de Chávez, y de Lula y la dudosa actitud conciliadora de Colombianos por la Paz; durante el gobierno de Uribe las Farc intentaron meter el Caballo de Troya con las liberaciones unilaterales, para que el gobierno se sentara con ellos a hablar, y de inmediato los matriculados en el Socialismo del Siglo XXI les dieran reconocimiento político en aras del estatus de beligerancia, con embajadas en La Habana, Brasilia, Caracas, Quito, La Paz, Montevideo, Asunción y Managua.

    El triunfalismo derivado de la muerte de Jojoy, tiene a más de un alto funcionario convencido que Cano y Márquez son buenas personas y que con ellos se va a negociar la paz; como si no hubieran escuchado y leído, que estos bandidos son tan obcecados y terroristas como Jojoy, pero se diferencian de él, en que no exteriorizan con tanta vehemencia y desparpajo sus atroces ideas.

     Además todas las decisiones de las Farc son colectivas tomadas por el Secretariado. Y hasta el momento solo han demostrado interés de hacer terrorismo y de continuar con los ideales trazados por Jacobo y Tirofijo. El Plan Renacer difundido por Cano tras la muerte de Reyes y Tirofijo, por el cual se guían en este momento las Farc, no contempla desmovilizaciones, ni entrega de armas, ni siquiera entrar en proceso de paz. Gira en torno al terror y la recuperación del terreno perdido.

     La farsa de colombianos por la paz solo pretende deslegitimar al Procurador que destituyó a Piedad Córdoba por haberle probado nexos con las Farc y a la vez legitimar al grupo terrorista. Lo complejo del asunto es que Santos no ha sido claro ni con Colombia que votó por el convencida que seguiría la línea de Uribe contra el terrorismo, ni con la comunidad internacional, para pedir la condena a los gobiernos de Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Argentina, Cuba y Brasil, que de manera abierta y descarada apoyan a las Farc.

      Llama la atención el cambio de tercio de los medios de comunicación que tanto tiempo llevan como testigos de excepción de la farsa de la paz de las Farc y sus amigos. Con afán publicitario y sin responsabilidad política, resaltan que ahora si hay deseo de paz de las Farc, en las crónicas en torno a la buena voluntad de la senadora destituida y los comunicados engañosos de los terroristas y sus cómplices.

     En la liberación de los cinco secuestrados, que como decía Uribe nunca han debido secuestrarlos, las Farc y el Foro de Sao Paulo juegan a la legitimación política del grupo terrorista y a la preparación de una guerra más sangrienta de la que ha soportado Colombia, porque a partir del momento en que el gobierno colombiano acepte reunirse con las Farc, la estrategia conjunta comunista entrará en acción, para legitimar un ataque militar sincronizado contra la institucionalidad colombiana, soportado por los gobiernos amigos de los terroristas.

    Colombia y el gobierno nacional deben entender que los comunistas sean de aquí o afuera, creen que la única paz posible es cuando ellos gobiernen, porque lo demás es guerra de clases. Además siempre las Farc han dicho que sus armas son la garantía para que los escuchen, que nadie se las dio por ende nadie tiene por qué quitárselas, y que no van a lanzar por la borda cincuenta años de terrorismo comunista, para someterse a la oligarquía que combaten.

     Por estas razones, esta vez tan poco se puede creer ni en las Farc, ni en los cantos de sirena de los colombianos por la paz, ni en que Dilma y su combo castrochavista obran de buena fe. Aquí hay gato encerrado y un enorme peligro para la continuidad de la libertad en Colombia, principal obstáculo para que avance en el continente la izquierda pro terrorista.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.com

Analista de asuntos estratégicos

Obras del coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

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