Análisis del conflicto colombiano
Las afirmaciones del presidente Santos acerca de revisar la farsa mediática de las Farc y sus cómplices con las liberaciones a cuentagotas, indicarían que el mandatario descubrió (un poco tarde pero lo hizo) que el agua moja y que Unasur, el Foro de Sao Paulo y Colombianos por la Paz tienden una celada de impredecibles resultados contra Colombia, por medio de la legitimación de las Farc y el subsiguiente apoyo armado para que se lancen en pos de la toma del poder.
Todo ese embrollo tiene un solo origen. Ninguno de los gobiernos de turno desde 1965 en adelante, se ha preocupado por estudiar el Plan Estratégico de las Farc. Ni siquiera en la era Uribe, en la que parece que solo el presidente entendía cómo iba el agua del molino, pues sus Ministros de Defensa solo pensaron en hacer politiquería con el cargo.
Las Farc son el brazo armado del Partido Comunista, agrupación política que por organización interna y objetivos estatutarios comulga con la combinación de las formas de lucha para la toma del poder. Son dinosaurios políticos que se quedaron estancados en la guerra fría y en el cuento que les echa el decrépito dictador cubano acerca de la vigencia del socialismo, matizado y financiado por el juglar venezolano.
Además, el grupo terrorista se rige por documentos programáticos y conclusiones de las conferencias guerrilleras. Las decisiones son colectivas del Secretariado. No provienen solo de Cano, ni de Márquez, ni de ninguno de los otros cabecillas. Los planes farianos no prevén la paz sino la guerra de clases y la toma violenta del poder, a la par con la guerra política y sicológica diseñada en los manuales marxistas-leninistas, sin importarles que el mundo contemporáneo es diferente a su arcaica visión política.
Así, las Farc están convencidas que son alternativa de poder en Colombia y pese a que una abrumadora mayoría de colombianos los rechaza y los ve como bandidos, terroristas, asesinos, narcotraficantes, mentirosos, secuestradores y delincuentes peores que el hampa común; en sus documentos internos se autonombran representantes del pueblo con el coro de Piedad Córdoba, Iván Cepeda, el periodista Jorge Botero y otros personajes de cuestionable actitud, que los defienden a rajatabla y piden estatus político para los terroristas.
Pero además de no entender y desconocer el Plan Estratégico de las Farc, altos funcionarios públicos, sesudos analistas y cronistas del conflicto, tampoco comprenden ni se dan cuenta, con de la farsa de liberar a cuentagotas a los secuestrados y torturar a los familiares de quienes siguen en poder de los terroristas, hay una línea estratégica sistemática desde cuando Chávez y sus compinches del socialismo del siglo XXI, intentaron legitimar a las Farc con la visita de varios mandatarios pro terroristas a Tirofijo en los Llanos del Yarí.
Pese a que en ese momento, el presidente Uribe desenmascaró la farsa, ni la Cancillería, ni ninguno otro de los ministerios se dio por aludido con el problema. Así las Farc y sus amigotes continuaron el plan. Liberaron a algunos políticos, descarados negaron la masacre de los diputados del Valle, dijeron que lo de los computadores de Reyes era un montaje, y aunque la Procuraduría destituyó a la senadora Córdoba al comprobarle nexos con las Farc, la Corte Suprema de Justicia, ni oye, ni ve, ni entiende. ¿Habrá prevaricato?.
La reciente reacción de Santos era lo mínimo que esperaban 10 millones de colombianos, que ilusos lo eligieron creyendo que tenía el talante y la visión estratégica de Uribe. Presidente Santos: además de descubrir que el agua es muy importante para la navegación marítima, lo que Colombia no entiende es porqué después de tantos años de terrorismo comunista, adornado con guerra mediática e infiltración nacional e internacional de organismos claves, el Estado y las Fuerzas Militares siguen en pañales con la Acción Sicológica o Guerra Política, o Acción Integral.
¿No cree que es hora que al Canciller Holguín deje de pensar en que sonreírle a Chávez minimiza el complot de los terroristas y sus cómplices, pues es impostergable una estratégica concisa de difusión internacional acerca de las intenciones farianas y de sus compinches?... O, ¿no cree que también es hora que los ministerios del Interior, Defensa y Comunicaciones, cambien la estrategia de “guerrillero entrégate”, o “yo muero por usted sin conocerlo”, por un proyecto estratégico pensado a largo plazo con objetivos nacionales y permanentes campañas integrales?. Usted tiene la palabra.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos