Reflexiones y puntos de enseñanza del ataque terrorista de Isis en Manchester Inglaterra

Publicado: 2017-05-24   Clicks: 2881

     Análisis del terrorismo internacional

     El ataque terrorista perpetrado por un integrante de ISIS contra civiles inermes a la salida de un concurrido concierto de música pop en Manchester Inglaterra, que dejó como saldo oficial 22 muertos y 59 heridos, induce a muchas reflexiones y deja claros puntos de enseñanza acerca de la seguridad nacional, la estabilidad de la paz en el planeta, la eficiencia de las agencias de inteligencia, la claridad de los gobernantes acerca de esta realidad y la necesidad de buscar soluciones de fondo al problema.

     Llama la atención que un suceso tan trágico como demencial desata el repudio y la preocupación de gobiernos y medios de comunicación occidentales, porque ocurrió en un país del primer mundo, pero cuando acciones terroristas similares ocurren en África, Asia, o Colombia, los comentarios se limitan a cuantificar las víctimas y en algunos casos a justificar, la acción de los terroristas como consecuencia de problemas sociales, limitaciones económicas, racismo, u otras razones.

     El yihadismo no es de individuos aislados ni de los mal llamados lobos solitarios. Es una corriente de pensamiento y acción religiosa extremista imbuida de un peligroso mesianismo radical, que recluta jóvenes de todas las nacionalidades en los cinco continentes y los convierte por fuerza del lavado cerebral en guerreros santos, dispuestos a inmolarse por la causa extremista sunita o chiita, contemplada en la interpretación cerrera de la Sharia o ley islámica.

     En síntesis no hay islamistas autistas o solitarios, porque su accionar depende de una preparación integral previa, de un concepto estratégico de guerra revolucionaria universal dentro de la Umma, y de un procedimiento táctico-operacional ajustado a directrices claras, pues la férrea disciplina religiosa extremista, no permite que nadie haga nada diferente a lo que imponen las normas compartidas en la interpretación estricta de la suna, con el martirio incluido, como método eficaz de motivar a nuevos suicidas a morir en nombre de Alá el grande y el misericordioso.

     Desde esa óptica tan demencial como inadecuada para el ser humano del siglo XXI, los yihadistas han declarado la guerra santa o yihad contra los infieles es decir las personas que no profesan el islam en el mundo entero, y los apóstatas, es decir los musulmanes que no comparten la interpretación estricta y violenta de la suna.

     Desafortunadamente los gobiernos de los países occidentales no lo ven así, siguen con la diplomacia de lo que es políticamente correcto y hasta prefieren como el avestruz esconder la cabeza para no ver lo que deberían ver.

      Entretanto las comunidades musulmanas se lavan las manos, pues no hacen nada para ayudar a localizar y neutralizar a los yihadistas, sino que se limitan a sostener el trillado argumento que el islam es amor, que esas acciones no corresponden a las enseñanzas del Corán, que los dejen tranquilos en los países occidentales con sus velos, sus sometimientos humillantes a las mujeres y sus credos, porque ellos tienen derecho a las mismas libertades que los ciudadanos de los países que los acogen, generalmente para salvarlos de la violencia que padecen en los lugares de origen, etc.

     Desde cuando terminó la Primavera Árabe y aumentaron las acciones terroristas de ISIS en Europa y Australia, las autoridades de cada país afectado han coincidido en que los yihadistas responsables de los ataques estaban en la lista de los sospechosos, que han viajado a Irak, Siria, Somalia o Yemén a combatir en nombre del Islam, que hay temores por lo que puedan hacer al regreso al país que acogió a sus antecesores, pero que como son tantos es imposible que los servicios de seguridad sigan a cada uno de ellos.

    Coincidencialmente en ninguno de los casos en Alemania, Francia, Suecia, Bélgica, Holanda, o Reino Unido se ha escuchado que se actúe de manera más proactiva con  actividades de inteligencia para detectar los líderes radicales dentro de las mezquitas, ni mucho menos el compromiso sólido de los líderes religiosos, políticos o culturales musulmanes, para organizar la comunidad y ayudar a localizar a los yihadistas.

    De remate no hay fluidez en el intercambio de información entre los países afectados, sino que las dudas razonables y la mutua desconfianza prima sobre la asertividad para actuar, pues por no reconocer la realidad de la agresión islamista, se patina en las conclusiones, se ponen en duda las realidades objetivas y se especula que no se sabe si fue una persona solitaria o si hace parte de una célula terrorista.

    No se entiende si esa postura se enfoca más en cuidar la buena imagen política personal de cada mandatario comprometido en el caso letal, o es una forma de minimizar la realidad de la agresión frente a la población civil para no inculcar pánico, o se trata de proteger las labores de inteligencia militar alrededor de los demás yihadistas, o de ocultar la evidente incapacidad para comprender los planes estratégicos y tácticos de los terroristas, o en verdad es ignorancia crasa acerca de los planes y alcances del terrorismo islámico, que de mil maneras lo ha dicho y demostrado, que está en guerra contra apóstatas e infieles.

    Una visión muy importante y valiosa es la concepción de la paz, pero otra muy diferente es el apaciguamiento intencional para no querer ver la realidad y desconocer lo que es evidente en los medios de comunicación, los documentos incautados a los terroristas o las confesiones de quienes han militado en ISIS o Al Qaeda.

    No hay tales lobos solitarios, y en lugar de perder tiempo tratando de descubrir si el agua es importante en la navegación marítima, es hora que los gobiernos afectados con el terrorismo islámico o comunista, cambien de tercio y enfoquen el esfuerzo de búsqueda y la acción sicológica hacia la localización y neutralización de las células terroristas islámicas o comunistas dentro de las comunidades que las producen y las redes sociales que les sirven de multiplicadores.

    No más argumentos baladíes de lobos solitarios, o dizque de jóvenes que se radicalizaron sólamente por las redes sociales, pues eso sencillamente es inexacto y no es cierto. Las redes sociales son apenas un paso dentro del proceso de radicalización, pero ninguna persona se radicaliza solamente con ver videos o leer mensajes de texto. Esos coadyuvan a la radicalización, pero en ese proceso hacen parte varios terroristas, como también hacen parte los integrantes de una célula yihadista, cuando un terrorista actúa como sucedió recientemente en Manchester.

     El otro punto de enseñanza, es que lo estratégico y lo político-religioso del islamismo radical prima sobre lo táctico o lo coyuntural. El yihadista se inmoló en Manchester pero no porque estuviera Trump en el Medio Oriente Si esa lógica fuera cierta, el ataque terrorista hubiera sido perpetrado en Estados Unidos o en uno de los sitios visitados por Trump.

     Este terrorista se inmoló en Manchester por razones político-estratégicas superiores de su lucha, lo cual indica que la acción fue autorizada por el mas alto nivel de ISIS y tiende a ser el preludio de lo que será el Ramadán de este año, quizás más violento que el del año pasado. La explicación es simple: Prima lo estructural sobre lo coyuntural. El ataque en Manchester es un golpe estratégico trascendental del islamismo contra los infieles en su propia casa, con el anuncio que vendrán más y mas acciones similares o peores, pues siempre habrá guerreros santos dispuestos a acometerlas.

     En síntesis, es necesario que las dirigencias políticas de los países afectados y los medios de comunicación enfoquen con mayor realismo el problema, interpreten mejor los proyectos estratégicos de los yihadistas y coadyuven en la educación de seguridad y defensa nacional de todos los civiles inermes afectados, pues hay que decirlo crudamente:

     El terrorismo islámico es una realidad proyectada a largo plazo que llegó para quedarse por largo tiempo, que exige respuestas más claras, coherentes y contundentes, menos especulaciones y absoluta concientización que son células incrustadas desde hace años en los cinco continentes, como lo demuestran los ataques que a diario ocurren en cualquiera de los puntos cardinales del planeta.

    Así mismo es hora de reflexionar, si los ataques terroristas de Isis, Hizbolá o Al Qaeda en Asia y África o los de las Farc y el Eln en Colombia son de segunda categoría por ende no tan importantes para los dirigentes políticos internacionales y los medios de comunicación, mientras que los que ocurran en cualquier país europeo o industrializado son de primera categoría y por ende demandan la atención de todo el planeta.

     Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

    www.luisvillamarin.com

       Especialista en Defensa Nacional, Estrategia y Geopolítica

El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es analista de asuntos estratégicos, autor de 33  libros acerca de los conflictos internacionales, la geopolítica, la seguridad y la defensa nacional, cinco de ellos relacionados con el terrorismo islámico titulados Martes de HorrorNarcoterrorismo la guerra del nuevo siglo, Conexión Al Qaeda, Primavera Árabe e Isis-Estado Islámico. Además tiene en preparación la obra titulada Geopolítica del Terror.

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