Análisis del conflicto colombiano
Durante cinco décadas las Farc y el Partido Comunista Colombiano han buscado la toma del poder político en Colombia por medio de la combinación de las Formas de lucha. La financiación de ese proyecto político-terrorista gira alrededor del narcotráfico. Así de sencillo.
A partir de 1980, como consecuencia de la acción del “camarada” Argemiro del primer frente en el Guaviare, Jacobo Arenas y Tirofijo aceptaron la inmersión de las Farc en el narcotráfico, situación que fue aprobada en la séptima conferencia guerrillera en 1982, al determinar este renglón ilícito como eje principal de los ingresos farianos, máxime que “los extremo izquierdistas infantiles” del M-19, ya estaban dedicados a ese negocio en el Caquetá.
Sin embargo fieles al cinismo anexo al marxismo-leninismo, sin ruborizarse los cabecillas de las Farc y los camaradas desarmados, han negado que las Farc sean el brazo armado del Partido Comunista, repetido hasta la saciedad que no son “traquetos”, rechazado que son terroristas, desconocido a las víctimas del genocidio contra el campesinado colombiano, perpetrado en todo el país por las estructuras farianas contra quienes denominan lumpen, reaccionarios, descompuestos, traidores enemigos de clase, o simplemente sapos (delatores).
Esto sin contar, el terrorismo interno contra sus propios bandidos en torvos y siniestros “consejos de guerra revolucionarios” en los que bajo implícita amenaza de muerte, los cabecillas ordenan a los terroristas de base, votar por el “ajusticiamiento” de quien “colabora voluntariamente con el enemigo”, “hace grupismo o individualismo” o “malgasta los recursos de la revolución”.
Por ejemplo, cuando Iván Márquez era uno de los cabecillas del Bloque Sur, ordenó amarrar y quemar vivo dentro de un vehículo en Cartagena del Chairá, a un emisario del cartel de Medellín, porque el narco había matado a un familiar de Márquez, para quedarse con la esposa del cómplice urbano de las Farc en Florencia-Caquetá. Obvimente ese crimen se derivó de malas reparticiones entre los dos carteles. Lea aquí el relato completo de este macabro suceso.
La idea de Gonzalo Rodríguez Gacha alias El Mexicano, de organizar un “ejército particular” entrenado por Yair Klein, para atacar Casa Verde donde los gobiernos de Belisario Betancur, Virgilio Barco y Cesar Gaviria toleraron que funcionara el Secretariado de las Farc, surgió del asalto y destrucción de una finca cocalera, propiedad de Gacha ubicada en el Meta.
De inmediato El Mexicano contactó a Carvajal, un bandido de las Farc, enviado por Iván Márquez y el Mono Jojoy a Cundinamarca para incrementar negocios de coca y fortalecer las cuadrillas 22 y 42, con un fardo de billetes de dólares y pesos Gacha lo convenció para que cambiara de bando y le ayudara a destruir el Secretariado, por la misma época que Carlos Ledher uno de los compinches de Pablo Escobar, sacó a la luz pública que Jacobo Arenas era el principal narcotraficante de Colombia, así como la destrucción de la infraestructura cocalera en Tranquilandia y Villa Coca.
Carvajal relacionó a Gacha con Yair Klein y de paso se convirtió en uno de los desertores más buscados por las Farc y en uno de los asesores del mercenario israelí, en la capacitación de los bandidos que al mando del Mexicano, cometieron cientos de crímenes y tropelías contra el país.
La captura del terrorista Yesid Arteta alias Joaquín, hoy asilado en Europa, se produjo en una operación sorpresiva sobre el corazón cocalero de las Farc en el Caguán. Pocos años después en esa misma zona, en una operación parecida las autoridades capturaron a la terrorista Sonia, a quien se le probó haber hecho decenas de transacciones de coca dentro y fuera de Colombia para financiar a las Farc, razón por la cual fue extraditada a Estados Unidos donde purga una larga condena.
Igual ocurrió con la captura del narco brasileño Fernandinho, la muerte del Negro Acacio y Esteban 26. Estos terroristas abatidos manejaban ingentes negocios de coca de las Farc. Pero eso es poco porque las pruebas encontradas en los computadores personales de Raúl Reyes, Mono Jojoy, Lucero Palmera, Carlos Lozada, Tirofijo, Alfonso Cano, Iván Ríos, Sonia la Pilosa, Jerónimo Galeano, Hermes Tovar, etc, dejaron en claro:
1. El 65% de los ingresos de las Farc se derivan del narcotráfico.
2. La colonización armada orientada desde la década de los años cuarenta del siglo XX por el Partido Comunista Colombiano, coincide con la presencia geográfica clandestina de las cuadrillas de las Farc, en zonas cocaleras, amapoleras y algunas de cultivos de marihuana.
3. Hoy esas regiones hacen parte de las Zonas de Reserva Agraria, que según cuentas aproximadas constituyen cerca de 10 millones de hectáreas, que las Farc y los comunistas desarmados, quieren para sí, con el proyecto a largo plazo de instaurar allí las republiquetas independientes que no les funcionaron a los camaradas en Marquetalia, Riochiquito y El Guayabero.
4. Casi todos los integrantes de las Juntas Patrióticas de la UP en Guaviare, Caquetá, Meta, Vichada, Vaupés, Casanare y Arauca, cobraban impuesto degramaje a los coqueros y construían estructuras armadas clandestinas de las Milicias Bolivarianas.
5. Los dirigentes del Movimiento Bolivariano Clandestino hacen parte de las redes de lavado de dinero y contactos del narcotráfico de las Farc dentro y fuera del país.
6. Existen estrechos contactos de las Farc con los capos de las pandillas de bandidos y narcos bautizados como “bandas criminales” o Bacrim; con la tarea concreta de coordinar negocios ilícitos de narcotráfico, sea, coca, amapola o marihuana.
7. Estos pocos detalles por no mencionar más, sirven para resaltar el descaro del terrorista Rodrigo Granda en Cuba, al negar que las Farc sean narcotraficantes.
Pero visto desde otra óptica, ¿Qué de raro tiene? Escuchar una mentira mas de algún cabecilla de las Farc, si para ser comunista el primer requisito, es ser mentiroso, cínico, descarado y tramposo; máxime en un escenario donde mienten las Farc y miente el gobierno nacional, con el cuento chino que este proceso avanza viento en popa.
Lo único que avanza con velas desplegadas es el Plan Estratégico de las Farc, que con patrañas, engañifas, tramas y complicidades dentro y fuera de Colombia, siguen avante en sus propósitos.
La trama de la presunta autonomía campesina de las Zonas Agrarias, tiene intereses de incremento de cultivo y procesamiento de coca, a la par con la construcción de más milicias bolivarianas armadas, para reeditar el viejo plan del Partido Comunista en Marquetalia y fortalecer el Plan Renacer diseñado por Cano antes de morir, porque el proyecto narco-comunista está en pleno apogeo, así muchos ilusos y alegrones “opinadores” crean que esta vez si habrá paz.
En síntesis, negar que las Farc son narcotraficantes, es como negar que Juanma está empeñado con toda su burocracia en conseguir el Premio Nobel de Paz y ser reelecto. El narcotráfico es el alma del conflicto y la demagogia mediática es la columna vertebral del egocentrismo y la vanidad de Santos.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
El coronel Luis Alberto Villamarín es analista de asuntos estratégicos, especialista en geopolítica, estrategia, defensa nacional e historia militar colombiana. Autor de 20 obras relacionadas con estos temas, algunas de las cuales son textos de referencia para tesis de postgrado y doctorales en universidades como Harvard, Pensilvania State, Georgetown, Naval of Monterrey, National Defense de Estados Unidos; Complutense de Madrid, País Vasco de Bilbao; Autónoma de México; Minas Gerais de Brasil, Javeriana, Nacional y Los Andes de Colombia.
Haga clic aquí para leer los libros escritos por el coronel Luis Alberto Villamarín Pulido.